LOS ÁNGELES — Ethan y Aiden Dvash-Banks son dos hermanos mellizos que lo comparten casi todo: los mismos juguetes, la misma habitación, la misma ropa y los mismos padres. Todo salvo el cepillo de dientes y la ciudadanía de Estados Unidos.

Para combatir lo que sus padres, una pareja homosexual casada, considera una injusticia, Ethan Dvash-Banks se convirtió en demandante a la tierna edad de 16 meses, en una demanda federal contra el Departamento de Estado de Estados Unidos para reclamar los mismos derechos que su hermano como ciudadano estadounidense.

“Lo que intentamos hacer es conseguir justicia para Ethan”, dijo Elad Dvash-Banks, su padre biológico “y corregir un error que sigue cometiendo el Departamento de Estado que puede afectar a otras parejas”.

La demanda es una de las dos presentadas el lunes por un grupo defensor de los derechos de los inmigrantes LGBTQ alegando que el Departamento de Estado discrimina a las parejas binacionales del mismo sexo al negar a sus hijos la ciudadanía de nacimiento.

Los casos presentados en Los Ángeles y Washington por Inmigration Equality señalan que los menores de un ciudadano estadounidense que se casa en el extranjero tienen derecho a la ciudadanía estadounidense de nacimiento sin importar dónde han nacido e incluso si su otro progenitor es extranjero.

El Departamento de Estado señaló que no hace comentarios sobre casos abiertos, pero señaló a una guía en su sitio web indicando que obtener la ciudadanía estadounidense por nacimiento requiere una conexión biológica con un ciudadano estadounidense.

Aaron Morris, director ejecutivo de Inmigration Equality, señaló que el Departamento de Estado está aplicando de forma errónea a las parejas del mismo sexo una norma creada para los hijos nacidos fuera del matrimonio.

“Si una madre y un padre entran en un consulado y tienen un certificado de matrimonio y un certificado de nacimiento, nunca se les hacen preguntas sobre la biología del niño”, dijo Morris. “Pero lo contrario también es cierto, y a cualquier pareja del mismo sexo se le preguntará al respecto”.

El otro caso presentado el lunes afecta a dos mujeres, una estadounidense y una italiana, que se conocieron en Nueva York, se casaron en Londres y dieron a luz cada una a un hijo. El Departamento de Estado no reconoció el matrimonio de la pareja, según la demanda, y solo concedió la ciudadanía al hijo biológico de la mujer nacida y criada en Estados Unidos.

Incluso para estadounidenses heterosexuales, los problemas de ciudadanía son frecuentes con los nacimientos en el extranjero, especialmente cuando se emplean inseminación artificial o madres sustitutas, explicó el abogado de inmigración Ally Bolour, que no participa en las demandas. El rechazo del Tribunal Supremo a la ley de matrimonio que impedía el reconocimiento federal de matrimonios homosexuales abrió la puerta en 2013 a posibles demandas históricas que se están presentando, explicó.

“Esto es un campo del derecho absolutamente fascinante y de vanguardia”, dijo Bolour. “Es solo una cuestión de tiempo hasta que los tribunales decidan sobre este asunto”.

Andrew Dvash-Banks estudiaba en Israel cuando conoció a su futuro marido, Elad, un ciudadano israelí. Como en ese momento no podían casarse en Estados Unidos ni en Israel, se mudaron a Canadá, donde se casaron en 2010. Sus hijos fueron concebidos con óvulos de donantes y el esperma de cada uno de sus padres, y nacieron de la misma madre sustituta en septiembre de 2016.

Todo parecía ir bien hasta que la pareja llevó a sus pequeños al consulado estadounidense en Toronto unos pocos meses después para pedir la ciudadanía, y la mujer en el mostrador empezó a hacerles preguntas que les resultaron chocantes y humillantes.

Tras sendas pruebas de ADN, la pareja recibió un sobre grande y otro pequeño. El primero llevaba el pasaporte de Aiden, mientras que el segundo indicaba que la solicitud de Ethan se había rechazado.

La familia se ha trasladado después a Los Ángeles para estar más cerca de la familia de Andrew Dvash-Banks. Ethan llegó con una visa de turista que expiró el mes pasado.

“No tiene estatus legal”, dijo Andrew Dvash-Banks.