Para muchos caficultores sería un error que el Departamento de Agricultura (DA) permita la importación de café verde o pilado en momentos en que hay suficiente cosecha en la isla para cubrir el mercado del café especial.

El pronóstico es que si esto ocurre la industria desaparecerá.

La preocupación surge ante la iniciativa de la empresa Baldacci Coffee Roasters, en Guaynabo, de traer café verde de distintos países e importado de Estados Unidos, para tostarlo al gusto del cliente y mercadearlo aquí y fuera de la Isla.

El caficultor Roberto Atienza Figueroa y la presidenta el sector del Café en la Asociación de Agricultores de Puerto Rico, Iris Jannette Rodríguez, denunciaron que la intención de los empresarios boricuas Manuel Cruzado y Roberto Rodríguez es traer el grano verde cuando está prohibido por el gobierno federal “por razones fitosanitarias”.

“Podríamos decir que el importar café verde en estos momentos sería el peor error… La compañía alega que es para café especiales pero lo que producimos hoy día es más que suficiente”, sostuvo la caficultora.

Estiman que este año cosecharán unos 50,000 quintales, y con 25,000 ya cumplen la demanda de café especial.

Atienza Figueroa explicó que el costo de un buen café a nivel mundial podría estar en $130 el quintal, al que se le añade el arancel de $250, sumando $380.

“Si aquí entra café verde a esos precios, olvídese, que la industria del café en Puerto Rico desaparece”, advirtió al afirmar que a un agricultor local le sale $440 producir un quintal de café maduro, y si ya está pilado y tostado, mucho más.

De su parte, Wilfredo “Juni” Ruiz, presidente de la Asociación de Beneficiadores de Compradores de Café de la Montaña, dijo que “no podemos permitir que la industria del café desaparezca o la pongan en riesgo por unas personas que quieren que se le haga una exención cuando aquí todos los torrefactores han respetado que no se traiga café verde”.

Fue a inicios de año que Cruzado y Rodríguez anunciaron su proyecto piloto.

“Queremos ser un ofrecimiento más. Potenciar la marca del café de Puerto Rico” creando mezclas de granos de especialidad, tanto de aquí como de otros países, y brindarlos a mercados como Estados Unidos, dijo Rodríguez.

Sobre la preocupación de que la industria local desaparezca, indicó que ahora el gobierno importa café (cerca de 240,000 al año) y eso no ha ocurrido.

Rodríguez informó que desde junio pasado tienen el permiso de Animal and Plant Health Inspection Service (Aphis), del Departamento de Agricultura federal, que viabiliza la entrada de café verde, tras cumplir con un proceso riguroso que garantiza -entre otras cosas- que llegará libre de plagas.

Hace meses la empresa compró un primer lote de café que espera porque el DA “establezca el protocolo para su entrada”.

El empresario alertó que lo que esperan no es un “permiso” y sí “un procedimiento de cómo informar la entrada del café verde”.

El pasado 16 de octubre, estos le enviaron una carta al agrónomo Jesús Santiago, secretario auxiliar de Integridad del DA, y le piden que “en los próximos 10 días calendario” le faciliten el procedimiento a seguir para inspeccionar ese primer lote de café y la eventual autorización del levante.

En la misiva, Cruzado, presidente de Baldacci, alerta que han cumplido “con todos los parámetros de seguridad impuestos en el Compliance Agreement Federal”, algunos de los cuales fueron “exigencias verbalizadas” por el secretario de Agricultura, Carlos Flores.

Al momento, la empresa ha recibido como incentivo de PRIDCO $27,037, para instalar los sistemas sugeridos por Flores. Mientras la inversión privada asciende a cerca de $500,000.

Rodríguez agregó que, aunque no ha recibido una respuesta formal, sí se han dado comunicaciones verbales con Flores, que siempre le dice: “no los voy a dejar colgados, no los voy a dejar en al aire, cuenten conmigo”.

De su parte, Santiago dijo a Primera Hora que la empresa tiene permiso para importar café semitostado y tostado, y otro de torrefactor y comprador de café.

Sin embargo, en el caso del café verde -luego del permiso federal- le toca a Agricultura local “hacer unas enmiendas y trabajar en su cuarentena para exponer unos requisitos especiales que entonces se le pedirían a cualquier tipo de empresa, en este caso los Baldacci, que quieren hacer ese tipo de importación”.

En la isla hay cuarenta, tanto local como federal, y los Baldacci cumplieron con la segunda. 

Santiago advirtió que, si ahora la empresa entrara el café “sin los requisitos mínimos y sin las autorizaciones, sí es ilegal. Por eso es que el café no ha llegado, porque se está trabajando en ese tipo de permisología”.

Precisamente una de las inquietudes de los caficultores es que con ese café se “rompa la cuarentena” y entren enfermedades.

Sin embargo, el agrónomo insistió que uno de los criterios más importantes a evaluar es “el de los parámetros fitosanitarios para evitar la entrada de plagas”.

Al aceptar que el proyecto “ha traído controversia”, el funcionario abundó que “estamos en esta discusión porque tenemos unas personas que quieren hacer el plan piloto y una mayoría de torrefactores (y empresas de la industria) que están en contra”.

Lo que corresponde “es traer todas las partes, trabajar el asunto y llegar a un consenso”, agregó.

La torrefactora trabaja ya con 80 quintales de café que compró en la Hacienda Tres Ángeles en Adjuntas, y adquirió otros 25 en Maricao. Rodríguez dijo que inicialmente el caficultor de Maricao, Luis Curbelo, tenía reservas con el proyecto pero al visitar la empresa “quedó convencido de los procesos”.  

Estos venden su producto a diversas partes del mundo en www.balcaccicoffee.com y en algunos negocios locales.