A la fecha hay 44 escuelas públicas y 68 privadas que entregaron la declaración de cumplimiento para certificación preliminar de apertura escolar, lo que les permitirá comenzar esta semana a dar clases presenciales de manera gradual, mientras se concreta la visita formal de un epidemiólogo municipal que dará el visto bueno para una autorización final por parte del Departamento de Salud.

Así lo expresó a Primera Hora la nueva directora del Sistema Municipal de Investigación de Casos y Rastreo de Contactos de Puerto Rico (SMICRC), Yonaica Plaza, al despejar dudas sobre qué escuelas están autorizadas a reabrir sus salones a partir de este miércoles 10 de marzo, fecha estipulada por el Departamento de Educación (DE) para arrancar la reanudación de clases presenciales, luego que hace un año el sistema se trasladara a ofrecer cursos virtuales como medida cautelar debido a la pandemia del COVID-19.

“Definitivamente, es un punto que hay que aclarar porque hay mucha confusión. Actualmente, el Departamento de Educación ha dicho que hay 116 escuelas aptas para abrir. De estas, 44 han declarado cumplir con todos los requisitos que se exigen a través de las guías de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y el Departamento de Salud. Esto quiere decir que los directores de esas 44 escuelas entienden que cumplen con los requisitos y así lo informaron sometiendo unos documentos a través de certificacionescuelas.pr.gov y a esas escuelas se les envío una carta en las que se certificó preliminarmente que sí pueden abrir. Sin embargo, la certificación final será ofrecida por un epidemiólogo municipal que se encargará de corroborar que todo esté en orden. Si esa certificación final no es favorable, la escuela debe cerrar hasta que cumpla con todos los requisitos”, detalló Plaza al destacar que las visitas pueden ser coordinadas o “sorpresa” por lo que los directores escolares.

Especificó que, hasta el domingo, 68 colegios privados contaban con la certificación preliminar. Además, se habían otorgado siete certificaciones finales: cinco a escuelas privadas y dos a escuelas públicas. Las escuelas públicas con un informe positivo son la Segunda Unidad Eugenio María de Hostos (Cayey) y la Segunda Unidad María C. Santiago (Comerío).

Señaló, en cambio, que hay escuelas con certificaciones preliminares que pudieran no reabrir los salones pues están en municipios en los que se ha identificado un alto nivel de transmisión del coronavirus. Actualmente, hay 11 municipios que caen en este renglón y que deben estar en modalidad de enseñanza virtual. Los pueblos son: Aguada, Arecibo, Añasco, Camuy, Hatillo, Jayuya, Loíza, Naguabo, Orocovis, Peñuelas y Sabana Grande. Bajo esta premisa, solo 34 de las 44 escuelas del sistema público que han declarado estar preparadas, podrían reabrir el próximo miércoles. Se supone que la misma directriz aplique a los colegios privados.

“Lo que recomendamos a los padres de colegios es que tengan comunicación directa con los maestros y directores para que reciban instrucciones directas de ellos y que conozcan toda la logística”, expresó Plaza.

En cuanto a las inspecciones a escuelas, Plaza determinó que esta semana personal del SMICRC tiene pautada una decena de inspecciones en planteles públicos y privados.

“Por eso quiero aclarar que esas 112 escuelas que tienen certificaciones preliminares pueden aumentar esta semana, al igual que las que tienen una certificación final”, sostuvo.

Subrayó que previo a la apertura de los planteles escolares, es imprescindible establecer unas guías y protocolos que permitan llevar a cabo el ejercicio de manera organizada y segura para el beneficio y bienestar de los estudiantes, maestros, personal docente, administrativo y para las familias.

Dichos protocolos y guías consideran tres niveles de mitigación para controlar la transmisión del virus SARS-CoV-2 durante la apertura escalonada de los planteles escolares. Los tres niveles están categorizados como: medidas individuales, medidas administrativas y medidas de ingeniería (barreras físicas).

Las medidas individuales, por ejemplo, son el uso de la mascarilla y el lavado de manos constante, mientras que las administrativas detallan los procesos, reglamentos y políticas públicas que garantizan la seguridad y el bienestar de las personas. Por último, las medidas de ingeniería (barreras físicas) están relacionadas a la preparación del plantel escolar con los debidos recursos para la desinfección, equipo de protección personal, termómetros, entre otros para reducir los riesgos de exposición al virus.

“Es importante que los directores comprendan que estos son protocolos estrictos y permanentes. Por ejemplo, si hacemos una visita a una escuela y vemos que en el baño no hay papel higiénico, sanitizer y lo demás expuesto en el protocolo, se mandará a cerrar esa escuela inmediatamente. Hay que ser consistentes en mantener el orden para que todo transcurra bien y podamos proteger las vidas de adultos y niños”, dijo.

Ojo puesto a protocolo de educación especial

De otra parte, la epidemióloga dijo que ante preocupación de padres y maestros de la comunidad escolar de educación especial, esta semana habrá una reunión con líderes educativos para discutir si se estarían adaptando recomendaciones particulares.

“Hubo un acercamiento por parte del directivo de educación especial del Departamento de Educación a nivel central y vamos a atender esas preocupaciones esta semana. El protocolo, definitivamente, hay que cumplirlo, pero se puede revisar para hacer algunas adaptaciones. Nuestro fin es salvaguardar las vidas de estudiantes, maestros y personal no docente”, puntualizó.

El protocolo para la vigilancia del COVID-19 en el sector educativo dispone como requisito del protocolo para la incorporación de los estudiantes con diversidad funcional, diseñar unas guías que atienda y recoja las necesidades particulares de esta población y los docentes, asistentes y terapistas que intervengan con los alumnos.

“Esto incluye, pero no se limita a: protocolos de desinfección y limpieza frecuente del salón contenido, consideración de los asistentes (T1) al momento de organizar pupitres y establecer capacidad máxima por salón, equipo necesario para reducir el riesgo de contagio en intervenciones como terapia de habla, física u ocupacional que se lleve a cabo en la escuela”, lee el documento.

Además, dispone los siguientes ocho puntos de cotejo:

1. Identificar las opciones para limitar la exposición al riesgo (por ejemplo, aprendizaje virtual, salas separadas, o edificios) disponibles para estudiantes con mayor riesgo de enfermedad grave.

2. Capacitar al personal en las adaptaciones y alternativas disponibles para los estudiantes que tienen dificultad para usar mascarillas (incluidos estudiantes con discapacidades, condiciones de salud mental, sensibilidades sensoriales o necesidades especiales de atención médica).

3. Hacer disponible la capacitación brindada al personal sobre las adaptaciones al COVID-19 para estudiantes con necesidades especiales de atención médica o de diversidad funcional.

4. Informar a la comunidad escolar la programación para que estudiantes con necesidades especiales de atención médica y de diversidad funcional, así como las adaptaciones y modificaciones hechas.

5. Identificar las opciones seguras que va a utilizar la escuela para el personal y los estudiantes (que lo necesiten) con discapacidades.

6. Identificar las estrategias de comunicación que se van a utilizar para comunicar los protocolos a estudiantes con limitaciones auditivas y visuales.

7. Identificar los pasos que se van a utilizar para proteger a los animales de servicio o de terapia (si corresponde).

8. Identificar las técnicas conductuales para ayudar a los estudiantes a adaptarse a los cambios en las rutinas.