Unos limpian las calles y sacan escombros, mientras otros reparan el techo de los que nadie ayudó.

Así despierta el legendario barrio Bélgica en Ponce de la pesadilla ocasionada por el huracán María hace dos años, con la colaboración de organizaciones externas que se apiadaron de su difícil situación.

Ese es el caso de Marta Vázquez Cardona, una septuagenaria quien abandonó su hogar desde que pasó el ciclón, porque la estructura se convierte en coladero cada vez que llueve.

“Se me estaba mojando, tenía polilla, perdí los ‘zines’, y traté con los de allá (FEMA), pero no me mandaron carta ni ná. Me quedé así hasta que aparecieron ellos”, lamentó la ponceña, quien aludió a la ayuda que le dio One Stop Career Center, una entidad sin fines de lucro que llegó a esa comunidad para colaborar en la reparación de al menos 15 estructuras con dinero Hispanic Federation, que otorgó $250,000 para completar la obra que incluye ayuda legal y social.

“Se me pararon los pelos, me puse tan contenta, yo no esperaba eso. Ya está casi casi lista, espero pasar la Navidad en mi casa, porque esto ha sido bien fuerte”, agregó la mujer quien se echó a llorar al conocer que al fin regresará a su hogar.

Según la líder comunitaria Josefina “Tata” Pacheco Benvenutti, el ciclón arrasó con muchas casas que no cualificaron para recibir ayuda federal, pero la solidaridad del tercer sector ha sido clave para que esa comunidad pueda levantarse a dos años del paso del fenómeno atmosférico. 

“La mayor necesidad que hubo fue los techos, personas sin hogar y sin alimentos, muchas personas enfermas, muchas casas vacías y otras que se fueron completas. Pero la gran mayoría de las personas no son dueños de los solares, no tienen escrituras, no cualifican para que les arreglen las casas”, lamentó Pacheco sobre la comunidad Bélgica, donde residen 700 familias.

“Aquí llegó la gente de Hispanic Federation con One Stop Career Center y me dijeron que había unos fondos, que iban a trabajar unas 15 casas, por el momento. Están hace dos meses trabajando en nuestra comunidad y de verdad, si no llega a ser por ellos todavía estuviésemos esperando, aunque la alcaldesa (María ‘Mayita’ Meléndez) nos visitó, pero todavía no han bajado los fondos federales”, explicó Pacheco Benvenutti.

Según la líder comunitaria, este grupo privado sin fines de lucro proyecta culminar la reconstrucción de las residencias para noviembre próximo, pero quisieran hacer más.

“A mi hermano solo le dieron un toldo, fue una iglesia, y no lo han ayudado porque eso es de herederos y él no es el dueño de la propiedad. Nosotros somos bisnietos de la dueña y casi todo el mundo se ha muerto y él está viviendo la parte de abajo, porque la casa en realidad no sirve porque cuando llueve se moja y el huracán le hizo un montón de destrozos”, comentó Lydia Roque, quien dijo sentirse preocupada por la situación de su hermano Félix Roque Cabrera.

Otro que llegó al barrio ponceño fue Miguel Ángel Guilbe, un empresario boricua establecido en New Jersey, quien vino hace dos años para ayudar al país en limpieza y recogido de escombros, sin cobrar un centavo.

“Aquí, en Bélgica, estamos limpiando todo el Parque Lineal, desde el puente de la calle Comercio hasta la avenida Las Américas, y también estamos haciendo demolición de las casas que le han puesto estorbos públicos a modo de donación para que ellos puedan levantarse y seguir con sus propiedades”, añadió Guilbe, presidente de la empresa Central Construction y de la Lechonera El Boricua, ambas con sede en New Jersey.