Adjuntas. “Después del fuego vino la indignación y el coraje, pero nos duró un día, al otro día...”.

El resto ya es historia. La familia Massol, junto a decenas de voluntarios y diversos especialistas, se ha dado a la tarea de repoblar el Bosque Modelo de Adjuntas.

Alrededor de 200 cuerdas fueron quemadas el pasado 27 de marzo, lo que provocó la muerte de miles de coquíes y de boas puertorriqueñas, especies en la lista de peligro de extinción desde 1970.

Además, cientos de árboles corrieron la misma suerte, dijo a Primera Hora el director de Casa Pueblo, Alexis Massol.

Sin embargo, no hay mal que por bien no venga. El fuego, provocado, dio paso a que el hombre pudiese entrar en las entrañas del inmenso bosque de 1,000 cuerdas.

“El fuego no solo fue dañino, sino que abrió las puertas para transformar el mismo bosque… aprovechar la coyuntura para establecer un bosque agroecológico”, dijo Massol.

“Decidimos qué tipos de árboles sembrar e hicimos cinco parcelas. En una se sembró todo al contorno… allá está la parcela de los robles, más allá la de los cítricos y hasta La Loma de Alexis...”, dice Massol sonriendo al mencionar que una de estas lleva su nombre.

El Bosque del Pueblo Reverdece, actividad realizada el 26 de abril, fue la excusa perfecta para repoblar cien de las 200 cuerdas afectadas.

“Llegaron más de 2,000 personas, la gente venía como con una misión, cada cual traía sus arbolitos, teníamos mil y pico de árboles pero la gente quiso también sembrar los que traían y fue un día grandioso porque supimos que el proceso de identidad del bosque se había logrado”, recuerda Massol.

“La gente decía ‘este bosque es mío’… lograr la identidad de un país es la cosa más grandiosa que se puede hacer... abrimos una ventana al manejo de un bosque. Hemos abierto un espacio donde hemos sembrado también árboles frutales, plátanos, sembramos también un proyecto de desarrollo económico con la siembra de bambúas estructurales, para que el bosque también pueda producir bambúas y una madera que sirva para cortarse”, explica Massol.

El ingeniero de profesión aclara que la reforestación no se ha realizado mecánicamente, sino que “cada árbol es para nosotros un compromiso con Puerto Rico… vemos ahí un hijo de los niños Boys Scouts, de los niños escuchas, el hijo de una señora que vino de Naguabo, de Lares… Aquí hay un compromiso con el bosque y el País, y queremos dar una lección”, sentenció.

Pero tras la siembra, se enfrentaron con la triste realidad de que la poca precipitación no ayudaba a que los árboles se desarrollaran.

“Sembramos mil árboles y estábamos en plena sequía; el Consejo de Manejo se sienta y dice: ‘¿Cómo vamos a trabajar si no llueve? Se nos van a morir los árboles’, y diseñamos dos sistemas de acueducto, de riego...”, explica Massol, quien dijo que con el agua de lluvia llenan las cisternas para regar la plantación.

Entre los planes futuros, Massol dijo que como ya están haciendo investigación científica quieren “ hacer un acuerdo con la Universidad de Carolina del Norte, con científicos de ellos y Casa Pueblo para ampliar el área del bosque para la conservación”.

El propósito es que los vecinos –unas 150 familias– que viven alrededor del bosque se integren “al plan de conservación. Ellos también son actores de su tierra”, acotó.

En el limbo

Aún las autoridades no han dado con los culpables del incendio.

“Las autoridades no han dicho nada… al principio salieron en las portadas de los periódicos que tenían unos sospechosos... pero da la suerte o la tristeza que no hicieron lo que debieron haber hecho, debieron haber investigado a fondo y darle una respuesta al País y decirle ‘no lo podemos enjuiciar porque no tenemos la evidencia completa’, porque están dejando las puertas abiertas para que peguen fuego después”, dijo Massol.

Mientras, el director de la División de Explosivos de Ponce, teniente Ramón Muñiz, dijo que “la investigación está abierta, se ha entrevistado a unas personas, se levantó evidencia en el punto de origen del fuego para ver si hay presencia de acelerantes y se envió a Forense”.