El propietario de la Pescadería de Cataño y único empresario en la Isla con permisos de las autoridades federales para distribuir esa mercancía en la Isla, aseguró que estas embarcaciones se rigen por estrictas regulaciones federales y no representan una amenaza ni para las especies protegidas ni tampoco para los pescadores del país.

El reconocido comerciante reaccionó a los reclamos de algunos pescadores que, en una vista de la Cámara de Representantes para discutir la propuesta de un nuevo reglamento para la pesca en Puerto Rico, denunciaron que la pesca industrial estaba afectando su trabajo y también impactando negativamente especies marinas protegidas. 

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“Hay mucha información que no es cierta. Es falta de conocimiento y hay que aclararla”, comentó Forte en conversación telefónica con Primera Hora.

“Esta industria está sumamente regulada.  Los ‘longliners’ no pueden salir (al mar) cuando quieran o entrar (al puerto) cuando quieran. Ellos tienen que informar a la NOAA (Administración Nacional Oceánica y Atmosférica) cuándo salen a pescar. Además, tienen un DMS (dispositivo de monitoreo satelital y la NOAA sabe en todo momento dónde están y graban cuando tiran las líneas y cuando recogen”, apuntó.

Según Forte, los ‘longliners’ no pescan en aguas jurisdiccionales de Puerto Rico y se rigen por estrictos protocolos federales.  Tampoco pescan a menos de 10 millas de distancia de la Isla, a pesar de que a esa distancia se encuentran en aguas federales, para lo cual tienen autorización.

“Lo que pasa es que estos barcos tienen unos estabilizadores que tienen unas cadenas para estabilizar el barco. La gente ve esas cadenas y piensan que están pescando en aguas de Puerto Rio. Pero no es que están pescando”, sostuvo.

Forte dijo que las embarcaciones sí descargan su mercancía en la Isla por ser el puerto americano más cerca y que su empresa se encarga de vender el producto tanto a comerciantes de la Isla como en el exterior.

“Esto es un negocio. Aquí vendemos bastante cantidad de pescado, pero si otros países lo pagan a mejor precio, nosotros lo exportamos también”, destacó Forte, quien ha vendido el atún que se pesca en esta zona en países tan lejanos como Japón.

El comerciante aseguró que las especies protegidas o que están en veda no se ven afectadas, ya que estas embarcaciones están preparadas para pescar ciertas especies y que su objetivo principal es el atún o el pez espada.

“Se han tomado todas las medidas necesarias para que eso no pase. En la mayoría de los casos, estas especies se enredan en la línea, no se pescan. Inclusive, los capitanes de esos barcos tienen que tomar cursos para que, si por casualidad una de esas tortugas queda enredada en los hilos, puedan liberarlos sin hacerles daño”, subrayó.

Forte agregó que, a pesar de que tienen autorización para pescar otro tipo de ejemplares, en la mayoría de los casos no le es rentable, por lo que tampoco compiten con los pescadores regulares.

“No es cierto que cojan miles de libras de pescado. Ellos buscan el atún porque es más rentable. Por ejemplo, el dorado se vende en $3.50 la libra y un atún de buena calidad, puede estar en $8 o $9 la libra”, acotó.

De igual manera, destacó que se trata de una industria muy beneficiosa para el país, ya que generan miles de dólares a la economía entre combustible, alimentos para la tripulación, renta del muelle y suministro de productos a distintas empresas del país, entre otros.

“Inclusive, hemos enviado pescadores boricuas con ellos para que aprendan de su técnica. Es algo positivo para el país”, sentenció.