Desde hace una década, cada viernes, Ignacio Reynosa Laureano se levanta a buscar inspiración en su armario. Luego de elegir el atuendo del súperhéroe que ese día personificará, se dirige a su destino: un Centro Head Start ubicado en la Urbanización Villa Flores del municipio de Ceiba.

A veces se viste de Superman, Batman, Hombre Araña, Power Ranger, BumbleBee o Tortuga Ninja y hasta de Popeye.  Para él su identidad es diferente cada semana, pero la entrega con la que ejecuta su misión sigue siendo la misma desde el primer día.

“Llevo 10 años haciendo esto en el Colegio Héctor Urdaneta, pero cuando trabajaba en la Base también lo hacía y de eso van ya 30 años. Todo surgió cuando mi hija estaba en kínder y comencé a comprarme muchos disfraces para visitar a los niños del colegio y así compartir con ellos”, explicó el hombre de 75 años, quien es un maestro de Educación Física retirado del Departamento de Educación, pero también laboró como educador en los Estados Unidos y en la Base Naval Roosevelt Roads.

Según menciona, esta encomienda le fue enviada por Dios y ese mandato es el que lo ha llevado a estar cada vez más cerca de la niñez, por lo que siempre busca la manera de utilizar el poder de Dios para llevar su mensaje en cualquiera que sea el escenario donde se encuentre.

“Desde mis 40 años tengo una nueva mente que es de Jesús y él es el que me lleva a hacer estas cosas. Tuve una experiencia donde él me puso su corona y desde ahí perdí todo el poder que yo tenía para cambiarlo por el poder del señor”, relató el hombre que en su juventud fue atleta de pista y campo a nivel nacional, específicamente en la disciplina de lanzamiento de disco, pero también jugó béisbol al mismo nivel y representó a Puerto Rico en múltiples eventos de envergadura internacional y mundial.  

“En escuela superior rompí el récord de Puerto Rico en lanzamiento del disco y el gobierno me dio un premio como el 'Mejor Atleta de todas las Escuelas Superiores'. Luego, me gradué y conseguí una beca en Estados Unidos. Le he regalado medallas a Puerto Rico, he ido a Juegos Panamericanos, Juegos Latinoamericanos, Juegos Iberoamericanos y a las Olimpiadas Mundiales en Tokio 1964. También estuve cuatro años en el Equipo Nacional de Béisbol a la misma vez que estuve 12 años en el Equipo Nacional de Pista y Campo”, recordó con sumo orgullo el caballero, quien aún conserva su buena salud física y dice que siente que “no le duele nada”. 

Esa vitalidad y el poder que posee, realmente no viene de ningún superhéroe de ficción, sino del héroe de su vida: Dios. 

Según relató a Primera Hora, en su pasar por el camino de la vida, ha aprendido como un superhéroe a buscar la justicia, aunque en su función como legislador municipal dice haber tropezado con la realidad de este mundo y cuenta haber batallado contra ella cual héroe enfrenta a su enemigo.

“Me he dado cuenta que no hay justicia, ya conocí la justicia del Señor, pero los políticos no la conocen y hay un choque, por lo que no soy muy querido en ese ámbito. Aún así para mí la labor como legislador municipal es fácil porque yo obedezco al Señor y sé que vengo con la verdad y tengo que enseñarla y predicarla”, confesó el residente del Barrio Limones en las Quintas en Ceiba.

Para este héroe con máscara, disfraz y hasta con caparazón, que a veces llega volando como se lo imaginan los niños a quienes visita, y otras veces se va por las alcantarillas como las Tortugas Ninja, el amor de Dios es diferente al amor del mundo, por lo que buscando estar más cerca de Dios, se alimenta de la inocencia y espontaneidad de los más chicos para con ellos estar más cerca de su verdadero héroe.

“Dice la Biblia que tenemos que ser como un niño para llegar al reino de Dios, por eso soy loco con los niños porque sé que si me acerco a ellos y soy como ellos, me gano un espacio cerca de Dios”, dijo convencido el caballero.

Minutos después, se despidió de sus amiguitos prometiendo que el próximo viernes enviaría a uno de sus compañeros para que les visitara y les enseñara el verdadero poder: el que viene de Dios.