WASHINGTON.  Estados Unidos admitió el jueves que un bombardeo suyo mató a más de 100 civiles en Mosul, en Irak, en marzo. 

Una investigación del Pentágono halló que la bomba arrojada provocó explosiones secundarias debido a artefactos explosivos sembrados allí clandestinamente por milicianos del grupo Estado Islámico. Esos estallidos secundarios, dijeron los militares, causaron el derrumbe de la estructura. 

 Es probablemente el suceso con mayor pérdida de vidas civiles desde que comenzó la campaña de bombardeos contra el Estado Islámico en el 2014. 

Ciento un civiles murieron en el edificio y otros cuatro en una estructura aledaña, dijo el brigadier general de la Fuerza Aérea Matthew Isler, quien encabezó la investigación. Otros 36 civiles siguen desaparecidos, agregó. 

Esta cifra representa aproximadamente una cuarta parte de todas las muertes de civiles de que comenzó la campaña aérea.