Katmandú, Nepal. Este destino pocas veces se escucha como alternativa para vacacionar, salvo dos excepciones: que las personas gusten de deportes extremos, como el “trekking” o senderismo, o que sean creyentes del hinduismo o budismo.

Fuera de eso, no es común que se escuche esta parte de Asia del Sur como alternativa de turismo. No obstante, después de la agricultura, es la principal fuente para la economía. Le sigue la manufactura de artesanías.

Son precisamente los escenarios naturales, específicamente las vistas de la cordillera Himalaya, y los impresionantes templos hinduistas y budistas, los mayores atractivos que ofrece el país.

El puertorriqueño Gilberto Santos destacó que ocho de los 10 picos más altos del mundo se encuentran en Nepal, entre las fronteras con India y China. En ese grupo se incluye el más alto, el Monte Everest, que tradicionalmente se visita en las épocas de primavera y otoño.

En el área religiosa, la Stupa Boudha es uno de los templos más imponentes y más visitados por los locales y turistas.

“Usualmente, dan una vuelta, o tres o cinco, en números impares, por cuestión de sus creencias religiosas o el karma. Lo excelente para ellos sería hacerlo 108 veces”, pues según explicó Gilberto, esa cantidad resume las “faltas principales” que puede cometer el ser humano.

Mientras caminan, otros hacen rezos que marcan con el mantra (semejante a un rosario) o le dan vuelta a unas piezas giratorias ubicadas alrededor del templo que tienen grabadas unas oraciones.

Algo curioso es que, contrario a otros países asiáticos, en Nepal conviven hinduistas, budistas y tibetanos sin conflictos. Hay templos budistas, como el Swayanbhu, que se encuentra entre otros hinduistas, y entre todos se cuela una multitud de monos.

Para Gilberto y Mirely Rivera una similitud entre nepaleses y puertorriqueños sería la personalidad y algo de la vegetación.

“Una de las cosas que hace a Nepal tan atractivo es la gente. La gente es muy amable, es muy hermosa, bien servicial y cuando vamos a lugares, como los templos que la gente frecuenta aquí, eso hace que sea más ameno, a pesar de las diferencias culturales que hay y las diferencias de idioma”, destacó el bayamonés.

Otra característica de los nepaleses es su curiosidad por la vida de los demás, al punto de querer saber hasta el salario de las personas o cuánto pesan.

“Ellos son bien curiosos, quieren saber tu vida completa, desde cuánto pagas por renta en tu casa… ellos quieren saber todo de ti”, dijo quien ya ha aprendido a lidiar con eso.

Los costos en términos de transportación pública, comida y atracciones son económicos, pero muy distintos para los locales versus los turistas. Los precios son entre el 50% y 75% más alto para los extranjeros. Sin embargo, con un promedio de $30 por día se puede cubrir un taxi con varias paradas, entrada a algún punto turístico y comer bien.

“Algunas veces te van a cobrar el doble o hasta el triple, pero es una de las maneras principales de ganancia del país y ellos piensan que tienen que sacar lo más posible del turista”, detalló Gilberto.

Aunque en el país hay una alta incidencia de tragedias, como la trata humana entre la niñez (un promedio de 9,000 menores por año son víctimas de tráfico humano), la seguridad en las áreas turísticas y residenciales no es un problema mayor.

El clima es semejante al trópico, con un aumento en las lluvias en los meses de septiembre y octubre. Esos días representan un alivio para la contaminación ambiental, pero las calles en tierra se convierten en una pesadilla para las personas que transitan por la agitada ciudad.