RÍO DE JANEIRO. Al menos 42 reclusos fueron hallados muertos en tres prisiones de la capital del estado de Amazonas, en el norte de Brasil, informaron las autoridades el lunes, un día después de que 15 prisioneros murieron durante un motín en otra cárcel de la ciudad.

La agencia de prisiones del estado de Amazonas informó que los 42 prisioneros que fueron encontrados sin vida en las cárceles de Manaos mostraban señales de asfixia.

Los homicidios en las cárceles de la ciudad hicieron recordar los primeros meses de 2017, cuando más de 120 presidiarios fueron asesinados a manos de otros reos durante varias semanas de revueltas en las prisiones de los estados del norte de Brasil. Muchas de esas víctimas fueron decapitadas y destripadas.

El domingo, 15 internos fueron asesinados durante una revuelta en el complejo penitenciario Anisio Jobim de Manaos, el mismo en donde 56 personas fallecieron durante un motín en enero de 2017.

Las autoridades locales señalaron que los reclusos comenzaron a reñir entre ellos poco antes del mediodía del domingo, y elementos de seguridad y refuerzos retomaron el control de la cárcel en cuestión de 45 minutos.

De los asesinatos del lunes no se han dado a conocer muchos detalles.

El ministerio de justicia y seguridad pública informó que enviaría un grupo especial de agentes federales para ayudar a las autoridades locales a controlar la situación.

“Acabo de hablar con el ministro (de Justicia) Sergio Moro, quien ya envió un equipo de intervención de prisiones al estado de Amazonas, para que puedan ayudarnos durante este momento de crisis y con un problema a nivel nacional: el problema de las prisiones”, dijo Wilson Lima, gobernador del estado de Amazonas.

Las pandillas en las cárceles de Brasil tienen mucho poder y su influencia se extiende más allá de las penitenciarías del país.

En enero pasado, Moro tuvo que enviar un grupo federal de trabajo para controlar una ola de violencia en el estado de Ceará, que de acuerdo a las autoridades locales surgió después de que líderes de grupos organizados se molestaran con los planes de imponer controles más estrictos en las prisiones estatales.