MADRID. Un juez en España sentenció a un brasileño a cadena perpetua por los asesinatos de su tía, su tío y dos primos pequeños.

La magistrada que presidió el juicio, María Elena Mayor Rodrigo, leyó hoy la sentencia tras el juicio celebrado contra Nogueira, en el que fue declarado culpable de asesinato con intencionalidad, ensañamiento con los menores y sin considerar ningún atenuante.

Los tíos de Nogueira, Marcos y Janaina, tenían 39 años y sus primos tenían 1 y 4 años en el momento de los asesinatos en el 2016. Nogueira tenía 19 años. 

Se trata de una sentencia "revisable", por lo que cumpliría al menos 25 años de cárcel.

Nogueira confesó los crímenes, pero dijo que estaba mentalmente perturbado y sufría de alcoholismo. 

La fiscalía dijo que Nogueira cortó a sus tíos con tijeras de podar. Un mes más tarde, los vecinos notaron un hedor saliendo de la casa de la familia en Guadalajara y las autoridades encontraron los cadáveres en bolsas plásticas. 

La sentencia también recoge una indemnización para los padres de los tíos asesinados de 120,000 euros y de 18,000 euros para cada uno de sus hermanos, ascendiendo a 24,000 en el caso de la hermana menor de Janaina.

 El reo, de 22 años, escuchó la sentencia por videoconferencia desde prisión y no mostró ninguna reacción al conocer su condena.

 Según la sentencia, se considera probado que las cuatro muertes fueron asesinatos al considerar la alevosía e intencionalidad y estima que la víctimas no tuvieron posibilidad de defensa, así como el ensañamiento al matar a Janaina en presencia de sus hijos.

 El juicio, que se celebró entre el 24 de octubre y el 31 de octubre, vivió escenas muy duras, como los mensajes de WhatsApp en los que Nogueira iba narrando casi en directo sus crímenes a un amigo en Brasil o el testimonio de otros familiares suyos residentes en España.

 Los asesinatos fueron cometidos el 17 agosto de 2016 y Nogueira huyó a Brasil inmediatamente después, aunque aceptó retornar voluntariamente a España, donde fue detenido a su llegada en septiembre de ese año.

 El condenado admitió su autoría de los crímenes, aunque él y su defensa esgrimieron en su descargo un presunto daño cerebral, argumento que el jurado rechazó al declararle culpable con todos los agravantes.