El presidente Donald Trump acudió el miércoles a la costa sur de Inglaterra para unirse a otros líderes mundiales y unos 3,000 veteranos de la Segunda Guerra Mundial en un homenaje a los soldados aliados que ayudaron a rescatar a Europa de la Alemania nazi.

Asistieron la reina Isabel II, la primera ministra Theresa May y varios cientos de veteranos de la Segunda Guerra Mundial a la Base Naval de Portsmouth, uno de los lugares de partida de las fuerzas que hace 75 años partieron a las playas de Normandía, en Francia.

Todos brindaron una ovación de pie a los veteranos cuando subieron al escenario de la ceremonia, junto al mar. Trump ocupó un asiento entre la reina y su esposa, Melania Trump.

A continuación, Trump leyó pasajes de una oración que brindó el presidente Franklin Roosevelt el 6 de junio de 1944 por radio cuando las fuerzas aliadas cruzaban el canal de la Mancha.

Trump, con imágenes de una bandera de Estados Unidos y de Roosevelt proyectadas detrás de él, leyó a la multitud: "Dios Todopoderoso, nuestros hijos, orgullo de nuestra nación, en este día, han iniciado un gran emprendimiento, una lucha para defender nuestra república, nuestra religión y nuestra civilización y liberar a una humanidad que sufre".

Después del evento, Trump visitó a los veteranos estadounidenses de la Segunda Guerra Mundial que formaron parte de las tropas aliadas el Día D.

Almorzó y se reunió brevemente con la canciller alemana, Angela Merkel, antes de dirigirse a Irlanda para una reunión en el aeropuerto con el primer ministro Leo Varadkar y pernoctar en su campo de golf en el pueblo de Doonbeg, su primera visita al país como presidente. Varadkar saludó a Trump en la pista antes de entrar en la terminal del aeropuerto para una reunión.

Trump y Merkel hablaron sobre Libia y las condiciones en África Occidental durante su reunión de aproximadamente 10 minutos, dijo la Casa Blanca.

Durante una conferencia de prensa el martes en Londres, Trump dijo que está agradecido por la cálida bienvenida que recibió de la familia real británica y de la primera ministra. Minimizó las protestas de su visita, describiendo a los miles de personas que se manifestaron en Londres como una "pequeña protesta".

Trump ha usado sus discursos para enfatizar un vínculo de larga data entre Estados Unidos y Gran Bretaña. Subrayó que más de 1.5 millones de estadounidenses estaban destacados en Inglaterra antes de la invasión.

Trump también intentó reparar una pelea diplomática, diciéndole a Piers Morgan, anfitrión del programa "Good Morning Britain" ("Buenos días Gran Bretaña"), que no quiso insultar a la duquesa de Sussex, Meghan Markle, nacida en Estados Unidos, la calificó de "desagradable".

La palabra generó mucha cobertura en los medios de comunicación y Trump ha trabajado diligentemente para asegurar que él estaba hablando específicamente sobre sus comentarios acerca de él mismo, no sobre ella.