BEIRUT— Mustafa, un joven refugiado sirio en Turquía, estaba trabajando en la fábrica de calzado cuando tres policías irrumpieron en el lugar y preguntaron si todos tenían papeles. Mustafa y otros tres empleados no tenían documentos.

En menos de un día Mustafa, de 21 años, y decenas de otros refugiados fueron llevados en autobús a la frontera entre Turquía y Siria y obligados a regresar a su país.

"Nos decían cosas como ‘No regresen a Turquía’ y ‘Vayan a liberar a su propio país’”, recordó Mustafa entrevistado telefónicamente por la AP desde Salqin, un poblado en la provincia siria de Idlib. Habló con la condición de que no se publicara su apellido, por temor a represalias.

Mustafa está entre cientos de refugiados sirios que han sido detenidos y deportados a la fuerza a Siria en el mes pasado, según relatos ofrecidos a la AP. Las expulsiones reflejan la creciente animosidad hacia los refugiados en un país que hace pocos años le abrió sus puertas a millones de sirios que huían de la guerra civil en su patria.

Desde hace varias semanas, el gobierno turco ha lanzado una campaña para implementar la norma según las cuales los refugiados sirios deben permanecer en las ciudades donde se registraron. Relatos de Mustafa y de otros sirios parecen indicar que tal campaña ha venido acompañada de expulsiones forzosas. La AP entrevistó a seis sirios que dijeron ser parte de grandes grupos de connacionales deportados en semanas recientes.

El gobierno turco, sin embargo, niega categóricamente las versiones de expulsiones forzosas, afirmando que los únicos sirios que regresan a su país lo hacen de manera voluntaria. Turquía es parte de un tratado internacional que prohíbe devolver a una persona a su país si enfrenta el riesgo de persecución.

“Oficialmente niego esas denuncias, no es posible”, declaró Ramazan Secilmis, funcionario de la Dirección General de Migración. Afirmó que 337,000 sirios han regresado voluntariamente durante la guerra, a zonas de Siria controladas por Turquía.

Pero en un reporte el mes pasado, Human Rights Watch acusó a las autoridades de detener y forzar a sirios a firmar “planillas de retorno voluntario” antes de devolverlos a su país. Llamó a las autoridades a proteger los derechos de todos los sirios, independientemente de su status de registro.

No hay cifras confiables de cuántos sirios han sido obligados a regresar a su país. En el cruce fronterizo Bab al-Hawa — uno de varios administrados por la oposición siria — hubo 6.160 deportaciones desde Turquía en julio, un alza de 40% con respecto con el mes anterior, según un gráfico incluido en la cuenta oficial de ese cruce en Twitter. No se desglosan las circunstancias de las deportaciones.

Preguntado por la AP sobre deportaciones forzosas desde Turquía, el portavoz de la Alta Comisión de las Naciones Unidas para Refugiados en Turquía, Selin Unal, dijo por email que su entidad “está investigando algunos reportes” relacionados con sirios no registrados. Añadió que “no podemos confirmar que grandes números” de refugiados están siendo obligados a regresar a Siria.

“Loa prioridad de la ACNUR es hacer que la gente necesitadas de protección internacional sigan recibiendo tal protección”, dice el comunicado.

Turquía abrió sus puertas a los sirios en abril del 2011 y actualmente alberga a unos 3,6 millones de personas que huyeron de la guerra civil en ese país árabe que se ha prolongado nueve años.

Pero en momentos en que la economía turca sufre y aumenta el desempleo, crecen los llamados entre los turcos para que se vayan los sirios. Según analistas, la hostilidad hacia los sirios es una de las razones por las cuales el partido del presidente Recep Tayyip Erdogan perdió en las elecciones para la alcaldía de Estambul en junio.

Una encuesta de la organización PIAR realizada el mes pasado muestra que el 82,3% de los encuestados coincide con la declaración: "Todos los sirios deben ser obligados a regresar y no me gusta la política oficial". El sondeo fue realizado a 2.460 personas en 26 provincias.

Bajo el sistema vigente en Turquía, los refugiados sirios se registran ante las autoridades y reciben “status de protección temporal” junto con una cédula de identidad. La cédula les permite obtener autorización laboral. Pero están obligados a permanecer en la provincia específica donde obtuvieron el status.

Estambul, la ciudad más poblada de Turquía — que alberga la mayor cantidad de refugiados sirios, unos 548,000 — dejó de aceptar nuevas solicitudes el año pasado, cuando las autoridades dijeron que no podían absorber a más extranjeros. Igual, muchos sirios han migrado a la ciudad desde hace varios años, buscando trabajo.

En julio, el gobernador de Estambul le dio plazo a los sirios no registrados en la ciudad a abandonarla, o ser sujetos a deportación forzosa. El pazo se cumplía el martes, pero el ministro del Interior Suleyman Soylu declaró al canal de televisión Haberturk la noche de ese día que había sido prorrogada dos meses, hasta el 30 de octubre.

Sin embargo, incluso semanas antes de que se cumpliera el plazo original, la policía estuvo realizando operativos para revisar si los habitantes sirios tenían documentos de identidad.

Mustafa, quien vino a Turquía en el 2017 y no se había registrado, fue sujeto a una de esas revisiones.

Dijo que intentó varias veces obtener una cédula en Estambul. Finalmente, una semana antes de ser arrestado, encontró a un abogado que podía conseguirle una en la ciudad de Bursa. Mustafa llenó la planilla y el abogado le dijo que viniera el lunes 22 de julio.

Sin embargo el operativo policial sucedió el viernes previo. Mustafa y los otros dos refugiados sirios en la fábrica fueron subidos a un autobús que rápidamente fue llenado con otros sirios. En un cuartel policial cercano se les obligó firmar unos documentos turcos que no podían leer.