Sao Paulo.- Seis de cada diez niños y adolescentes en Brasil viven en la pobreza, según un informe publicado hoy por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) que tiene en cuenta factores que van más allá de la renta.

En el estudio "Pobreza en la infancia y en la adolescencia", Unicef resaltó que, al hablar de pobreza, es necesario observar el conjunto de privaciones de derechos que afecta a niños y niñas en el país suramericano.

"Incluir la privación de derechos como una de las caras de la pobreza no es común en análisis tradicionales sobre el tema, pero es esencial para destacar el conjunto de los problemas graves que afectan las posibilidades de que niños y niñas desarrollen su potencial para garantizar su bienestar", explicó Florence Bauer, representante de Unicef en Brasil.

En el estudio fue analizada la renta de los niños y adolescentes y su acceso a seis derechos: la educación, la información, la protección contra el trabajo infantil, la vivienda, el agua y el saneamiento básico.

Los resultados revelan que en Brasil 32 millones de niños y adolescentes (61%) viven en la pobreza, teniendo en cuenta sus múltiples dimensiones.

Un total de 18 millones de niños y adolescentes están en situación de pobreza monetaria, mientras que otros 14 millones, a pesar de alcanzar los niveles mínimos de renta, tienen uno o más derechos privados, según Unicef.

La falta de saneamiento básico es uno de los principales problemas y afecta a 13,3 millones de niños y adolescentes, seguido educación (8,8 millones), agua (7,6 millones), información (6,8 millones), vivienda (5,9 millones) y trabajo infantil (2,5 millones).

De acuerdo con Unicef, los negros sufren más que los blancos, lo cual considera "reflejo de la discriminación racial y la exclusión que muchos niños y muchos adolescentes sufren en Brasil", especialmente en las zonas rurales.

Por regiones, los habitantes del norte y noreste del país, las más pobres de Brasil, enfrentan más dificultades que en el sur y el sureste.

Para Unicef, "comprender cada una de esas dimensiones es esencial para diseñar políticas públicas capaces de revertir la pobreza en la infancia y en la adolescencia".