El tifón que azotó a Japón la semana pasada tuvo una velocidad y ferocidad inusual, dejando viviendas sepultadas bajo lodo y sobrevivientes desesperados en los techos de sus viviendas.

Pero nada expresó mejor la importancia de la modernización ante los designios de la naturaleza que las imágenes de los trenes ultrarrápidos y ultramodernos, sumergidos bajo agua en Nagano, una región montañosa al noroeste de Tokio.

Los reconocidos avances tecnológicos de Japón, y la atención al detalle de sus ciudadanos, no pudieron con las catástrofes características de esta era de calentamiento global.

Según expertos, los japoneses tienen un sentido falso de seguridad a pesar de una larga historia de terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas.

“Hasta ahora el clima en Japón ha sido más bien templado”, opina Toshitaka Katada, expertos en cuestiones de desastres y profesor de la Universidad de Tokio.

Pero eso se acabó y las medidas de prevención de Japón para desastres naturales, elaboradas hace décadas, están desactualizadas, dijo Katada.

“Los daños son aun peores cuando la población asume que su seguridad física es cosa fácil”, agregó.

Ante la proliferación de fenómenos climáticos cada vez más extremos y erráticos, tanto el sector público como las empresas y los individuos tienen que tomar mejores medidas de precaución.

El martes continuaban las labores de rescate, tres días después de que el tifón llegara cerca de Tokio y virara hacia el norte, antes de dirigirse hacia el Pacífico y convertirse en tormenta tropical. Hay decenas de muertos y desaparecidos y unos 100 heridos en las provincias Nagano, Fukushima, Miyagi y otras en el centro y norte del país.

Por lo menos 10 trenes Shinkansen, cada uno de 12 vagones, resultaron dañados por las inundaciones en Nagano, dijo el vocero de la empresa ferroviaria Yuji Ishikawa.

En ese momento regían órdenes de evacuación, así que no queda claro si había gente dentro. Pero los equipos electrónicos debajo de los vagones seguramente quedaron estropeados, agregó Ishikawa.

La comunidad científica de Japón lleva tiempo advirtiendo sobre la necesidad de protegerse ante los vaivenes del clima.

Muchos de los estragos causados por los desastres naturales como inundaciones y deslizamientos de tierra reflejan la vulnerabilidad de las comunidades, las empresas y la infraestructura ante condiciones climáticas que no eran fuente de preocupación cuando esas estructuras fueron construidas.

A pesar de los avances tecnológicos, sigue siendo sumamente difícil predecir el rumbo de una tormenta y los daños que pueda causar, admitió Chris Field, director de Instituto Woods de Estudios Ambientales en la Universidad de Stanford.

“El mensaje para todas las zonas susceptibles a tifones es que toda la población tiene que tomar medidas de precaución ante un futuro de tormentas cada vez más fuertes”, expresó Field.

"Es importante entender y responder al hecho de que las tormentas se están volviendo más fuertes como consecuencia del cambio climático y que urge aumentar las inversiones en las medidas de prevención, ahora más que nunca", agregó.

Japón ya sufre una crisis debido a su infraestructura vieja y descuidada. Escasean los fondos públicos para construir y mantener túneles, puentes y otras vías, y mejorar los estándares de construcción para mejor resistir a los sismos y otros desastres.

Aparte de eso, urge modernizar el sistema de aviso a la ciudadanía, construir barreras marítimas y ayudar a la gente a mudarse a zonas menos vulnerables, dicen Field y otros expertos.

En Nagano y otras zonas, las viviendas y praderas usualmente ajenas a los desastres quedaron inundadas ante la crecida de ríos y diques, que habían sido construidos en otras épocas cuando las inundaciones no eran tan severas.

Las autoridades emitieron alertas tempranos y claros sobre la inminencia del tifón más reciente, y convocaron a una conferencia de prensa urgente pocos días antes de la llegada de la tormenta.

"Favor tomar medidas para salvar sus vidas", decía una y otra vez la emisora pública NHK.

En Miyagi circularon camiones desde los que se le exhortaba a la población a evacuar la zona, mientras sonaban las sirenas y proliferaban los mensajes en los smartphones diciéndole a la gente que se vaya de allí.

Pero si bien los avisos se emitieron en zonas de millones de habitantes, fueron apenas unos miles los que aceptaron evacuar.

Los japoneses deben tomar más medidas por su cuenta y depender menos del gobierno para que los salve en casos de desastres, dicen expertos.

Hiroaki Maruya, expertos en desastres naturales y profesor de la Universidad Tohoku en Sendai, en Miyagi, explicó que Japón construyó gran cantidad de diques y represas después de la Segunda Guerra Mundial para reducir los efectos de los desastres.

Pero mantener y actualizar esas estructuras es costoso y tardará mucho tiempo, quizás décadas.

Es por ello que es mejor escapar, aun si después te enteras que no necesitabas huir.

"Hoy en día están llegando un tifón tras otro, y lugares que en décadas no se habían inundado están ahora en riesgo", comentó Maruya.

“Este es un problema serio y por lo tanto para sobrevivir lo mejor es evacuar”, añadió.