Bagdad. La coalición internacional que lucha contra el grupo yihadista Estado Islámico (EI) se retiró este domingo de la base aérea K1, en el norte de Irak, y entregó a las tropas iraquíes el mando del área en que estaba desplegada, la tercera base que abandona en menos de dos semanas.

"K1 ha servido de ubicación crítica para la coalición, las fuerzas de seguridad iraquíes y los servicios antiterroristas en la lucha para encontrar y destruir refugios del EI en las difíciles montañas de Harim", dijo el director de Mantenimiento, general de brigada Vincent Barker, según un comunicado de la alianza.

La coalición internacional explicó que la retirada se enmarca en un plan para reubicar a sus fuerzas coordinado desde hace tiempo con el Gobierno de Bagdad y precisó que no tiene nada que ver con la pandemia del coronavirus ni con los últimos ataques contra bases donde están desplegadas las tropas internacionales.

Hace diez días, la coalición informó de que estaba repatriando a parte de su personal militar de Irak tras la suspensión del entrenamiento a las tropas locales para evitar el contagio de COVID-19, mientras que varias instalaciones con presencia internacional han sido atacadas en las últimas semanas.

La agencia iraquí INA también confirmó el traspaso de mando de los pabellones hasta ahora en manos de la alianza internacional en K1 y difundió fotografías en las que se pueden ver a varios oficiales ataviados con mascarillas y guantes firmando los papeles que lo hacen oficial.

Estas son las terceras instalaciones militares que abandona la alianza, que hace tres días dejó la base aérea Q-West, en Al Qayyara (norte), y el 17 de marzo la base militar de Al Qaim (este), cerca de la frontera con Siria.

K1, en la provincia de Kirkuk, al norte de Bagdad, ha sido objeto de varios ataques con cohetes en los últimos meses.

El pasado 27 de diciembre, un contratista estadounidense falleció en esa base en un ataque que acabó desencadenando una escalada de la tensión en la región, culminando con la muerte del general iraní Qasem Soleimaní en un ataque de Washington en Bagdad.

Irán respondió días más tarde con ataques con misiles a dos bases militares iraquíes que albergaban tropas estadounidenses.