Efectivos armados de la Guardia Revolucionaria iraní asaltaron un petrolero surcoreano y obligaron al barco a cambiar de rumbo y navegar hacia Irán, dijo el propietario del buque el martes. Es la última incautación marítima de Teherán en medio de las crecientes tensiones con Occidente por su programa nuclear.

La redada militar del lunes en el MT Hankuk Chemi no se ajustaba a las explicaciones iraníes de que detuvo al buque por contaminar las aguas del Golfo Pérsico y el Estrecho de Ormuz. En su lugar, parecía que la República Islámica buscaba aumentar su ventaja frente a Seúl antes de las negociaciones por los miles de millones de dólares en bienes iraníes congelados en bancos surcoreanos en una campaña de presión estadounidense hacia Irán.

Preguntado el martes por la incautación del buque, un vocero del gobierno iraní ofreció el reconocimiento más rotundo de Teherán hasta la fecha de la existencia de una relación con los activos congelados.

“Si alguien puede ser llamado secuestrador de rehenes, ese es el gobierno de Corea del Sur, que ha tomado como rehenes nuestros más de 7,000 millones de dólares bajo un pretexto inútil”, afirmó Ali Rabiei.

Por otra parte, la República Islámica empezó a enriquecer uranio a un 20% el lunes, un pequeño avance técnico alejado del 90% necesario para la fabricación de armas, en sus instalaciones subterráneas de Fordo. Esta medida parecía buscar aumentar la presión sobre Estados Unidos en los últimos días de la presidencia de Donald Trump, que retiró unilateralmente al país del acuerdo nuclear con las potencias mundiales.

En declaraciones más tarde el martes, el jefe del programa nuclear civil iraní sugirió que la producción actual de uranio enriquecido al 20% del país no alcanzaría los niveles necesarios para un arma nuclear en al menos dos años, lo que daría tiempo a unas posibles negociaciones con el presidente electo Joe Biden.