CIUDAD DEL VATICANO. Es común hoy en día que algún feligrés entusiasmado le entregue al papa Francisco una camiseta de fútbol, flores o un bebé en llanto. En el Año Nuevo, una mujer le haló del brazo con tanta fuerza que el pontífice la reprendió.

El miércoles, Francisco recibió otra inusual muestra de afecto: un hombre se salió del área reservada para gente discapacitada y le plantó un afectuoso beso en la frente.

El pontífice pareció sonreír cuando el individuo, quien se puso de pie cuando el papa saludó al grupo al frente del público, le sujetó la cabeza y le plantó el beso, rozando su nariz en la frente del papa.

Los dos ya antes habían intercambiado un saludo y los acostumbrados besos de mejilla antes del intercambio.

El Vaticano no divulgó detalles de inmediatos sobre el individuo, quien vestía ropa informal.

El día de Año Nuevo, en la Plaza de San Pedro, el papa Francisco pidió públicamente disculpas por haber forcejeado con la mujer que lo haló la noche anterior en un paseo para ver el Pesebre del Vaticano. Admitió que el hecho de haber perdido los estribos con la mujer sentó “un mal ejemplo”.