Londres. Inglaterra se enfrenta desde hoy a su tercer confinamiento, que durará al menos seis semanas, mientras las autoridades tratan de frenar un repunte en los contagios de COVID-19 que amenaza con saturar hospitales en toda Gran Bretaña.

El primer ministro Boris Johnson anunció ayer un nuevo y estricto confinamiento en Inglaterra, que no se revisará hasta al menos mediados de febrero, para luchar contra una nueva variante del virus de rápida propagación. Las restricciones entraron en vigor a medianoche de hoy. La líder de Escocia, Nicola Sturgeon, decretó también una cuarentena a partir de hoy.

Johnson y Sturgeon dijeron que las medidas eran necesarias para proteger al Servicio Nacional de Salud ante el avance de la nueva cepa del virus. El lunes, los hospitales de Inglaterra atendían a 26,626 pacientes con coronavirus, un 40% más que en el primer pico de la pandemia en abril.

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A partir del martes, las escuelas de primaria, secundaria y las universidades de Inglaterra estarán cerradas para clases presenciales, salvo para los hijos de los trabajadores esenciales y los alumnos en situación de vulnerabilidad. Además, se pidió a todos aquellos que puedan trabajar desde casa que lo hagan y que se limiten las salidas a las esenciales.

Todas las tiendas no esenciales y los servicios de cuidado personal, como las peluquerías, cerraron y los restaurantes solo pueden ofrecer comida para llevar.

Gran Bretaña es uno de los países más golpeados por la pandemia en Europa, con más de 75,000 decesos relacionados con el virus.