Ho Chi Minh. Las lluvias torrenciales que golpean el centro de Vietnam desde hace un mes han generado un peligro añadido: bombas de hasta 400 kilos y granadas sin explotar lanzadas hace medio siglo por el Ejército de EEUU afloran arrastradas por las riadas y corrimientos de tierra.

El pasado 29 de octubre, Nguyen Thi Ha, una mujer de la aldea de Bac Son, divisó un gran cilindro de metal de un metro y medio de largo en la orilla del río en el que estaba pescando con su padre.

Residente en la provincia de Quang Tri, donde el 83 por ciento del suelo está infestado de explosivos, no tardó en darse cuenta de que se trataba de una bomba y llamó a las autoridades locales, que confirmaron su diagnóstico: era una MK 82 de 226 kilos, lanzada por el Ejército estadounidense hace unos cincuenta años y desenterrada por las recientes lluvias torrenciales, que erosionaron la orilla.

Los artificieros comprobaron que era seguro llevarla al centro de detonación de explosivos, donde la hicieron estallar, una tarea casi rutinaria en una región donde la aparición de bombas, minas y granadas de la guerra es habitual.

Hien Ngo, portavoz de la organización Norwegian People’s Aid/Project RENEW, explica a Efe que es “bastante frecuente” que emerjan bombas después de fuertes lluvias e inundaciones, pero las cuatro tormentas consecutivas que han arrasado la región central con más de 160 muertos y desaparecidos en el mes de octubre han multiplicado los hallazgos y el peligro de accidentes de manera excepcional.

“Solo entre el 27 de octubre y el 2 de noviembre nuestros equipos en Quang Tri encontraron 33 piezas de artillería explosiva que fueron retiradas y destruidas”, dice Ngo, cuya organización también se encarga de concienciar a la población sobre los riesgos de manipular estos vestigios bélicos para revender el metal y de apoyar a las víctimas de accidentes con estos explosivos.

CARRETERA BLOQUEADA

Los datos de Project Renew abarcan solo la provincia de Quang Tri, pero también se han hallado bombas en las últimas semanas en las provincias vecinas, todas cercanas a la antigua zona desmilitarizada de Vietnam, la línea que separaba el Norte comunista del Sur pro occidental y donde se concentraron la mayoría de los bombardeos estadounidenses.

Una de las más grandes apareció en Ha Thinh, un artefacto de 450 kilos encontrado por un campesino y desactivado por el Ejército, mientras en la vecina Quang Binh las autoridades cerraron la semana pasada un tramo de una carretera nacional a la espera de poder detonar una pieza de 300 kilos desenterrada por un corrimiento de tierra.

Según la ONG Mines Advisory Group (MAG), la bomba cayó desde la ladera de un monte aledaño muy cerca de la carretera y de una zona habitada. Debido a su sistema magnético de detonación, similar al de una mina antipersona, tienen que esperar ocho días para poder hacerla estallar in situ sin riesgos.

PELIGRO PARA NIÑOS

Aunque en los últimos años ha bajado el número de accidentes gracias a las campañas de concienciación de organizaciones como Project Renew, MAG y Peace Trees Vietnam, el riesgo sigue existiendo, sobre todo para niños que pueden confundirlas con juguetes al ver un trozo de metal en el suelo o para agricultores, que al remover la tierra para su labranza pueden sufrir accidentes.

MAG calcula que el 10 por ciento de los 15.4 millones de toneladas de explosivos lanzados durante la guerra, terminada el 30 de abril de 1975, quedaron sin explotar, lo que convierte a Vietnam en el país más afectado por contaminación de explosivos en el mundo.

Desde el fin del conflicto, más de 38,000 vietnamitas han muerto y otros 66,000 han resultado heridos por estos artefactos abandonados, según datos de Landmine monitor.