Roma. Una italiana que fue secuestrada en Kenia mientras realizaba labores caritativas como voluntaria ha sido liberada en Somalia después de un calvario de 18 meses, informaron las autoridades de Italia el sábado.

El primer ministro italiano, Giuseppe Conte, elogió la liberación de Silvia Romano, la voluntaria de 23 años para el grupo de asistencia humanitaria África Milele, con sede en Italia, que fue secuestrada en noviembre de 2018 en el centro comercial costero de Chakama.

“Un agradecimiento a los hombres y mujeres de los servicios de inteligencia extranjeros”, tuiteó Conte. “¡Silvia, la esperamos en Italia!”

El titular de la comisión de seguridad del parlamento italiano, Raffaele Volpi, dijo que Romano, al parecer, goza de buena salud tras su rescate, ocurrido a unos 30 kilómetros de Mogadiscio, la capital somalí.

“Ella está en buen estado de salud. Obviamente pasó un mal momento estando cautiva, pero se encuentra bien”, afirmó Volpi, citado por la agencia de noticias ANSA.

Según medios italianos, tras su secuestro, Romano terminó en manos de rebeldes vinculados con extremistas islámicos de Al Shabab de Somalia.

Se atribuye a Al Shabab varios secuestros de extranjeros a lo largo de la costa de Kenia. Las autoridades kenianas afirmaron que tras los secuestros de cuatro extranjeros envió a efectivos a Somalia en 2011 para combatir a los integrantes de Al Shabab.

Romano fue secuestrada cuando un grupo armado que buscaba a un “mgeni” —visitante en lengua swahili— abrió fuego indiscriminadamente durante un ataque en Chakama, según Ronald Kazungu Ngala, estudiante cuya educación fue financiada por África Milele y presenció el plagio del 20 de noviembre de 2018.

Después de compartir su relato con The Associated Press, Ngala continuó buscando información sobre la suerte de Romano. El sábado, Ngala manifestó su alegría tras enterarse de que la habían dejado en libertad.

“Estoy muy feliz. No sabíamos si la habían matado o si le habían hecho algo malo. Fue doloroso vivir con la incertidumbre”, declaró Ngala, de 20 años.

El joven dijo que las autoridades kenianas lo interrogaron después del ataque y creyó inicialmente que estaban concentrados en ubicarla pero “a la larga se le perdió la pista”.