La natalidad en China siguió cayendo el año pasado y continuó una tendencia iniciada la década anterior, según datos oficiales publicados el lunes. La reducción de la fuerza de trabajo añade presión sobre las ambiciones del Partido Comunista, que gobierna el país, de impulsar la riqueza y la influencia global de China.

El año pasado nacieron unos 10.6 millones de niños, un 12% menos de los 12 millones estimados de 2020, según la Oficina Nacional de Estadística.

La población total se mantuvo en 1.413 millones a finales de 2021, un aumento de 480,000 personas respecto al año anterior, según los datos.

El declive en las tasas de natalidad podría socavar los planes del partido en el gobierno de desarrollar tecnología y un crecimiento económico autosuficiente basado en el gasto del consumidor, en lugar de en las exportaciones y la inversión.

Las cifras han provocado advertencias en China, donde la producción económica por persona, inferior a la media global, podría enfrentar una “bomba demográfica” y verse con trabajadores insuficientes para respaldar a un creciente número de ancianos.

Las autoridades impusieron límites a la natalidad desde 1980 para frenar el crecimiento de la población y conservar recursos. Pero los líderes empezaron a preocuparse cuando la población en edad de trabajar tocó techo en 925 millones en 2011 y empezó a reducirse más rápido de lo previsto.

Las autoridades relajaron las restricciones a los nacimientos a partir de 2015. Pero las parejas se ven desanimadas por el alto coste de la crianza, viviendas pequeñas y discriminación laboral contra las madres.

El porcentaje de personas entre 16 y 59 años, el criterio oficial de población en edad de trabajar, cayó a 882.2 millones, o 62.5% del total, respecto al 63,3% reportado en el censo de 2020. Hace una década era el 70.1%.

Los demógrafos señalan que el porcentaje de población en edad de trabajar podría caer a la mitad para 2050.

El año pasado había 267 millones de personas de 60 años o más, un 18.9% del total, por encima de los 264 millones, o 18.7% de 2020.

La amenaza de escasez de trabajadores se alza mientras el gobierno del presidente, Xi Jinping, aumenta el gasto militar y sus esfuerzos por crear competidores globales en autos eléctricos y otras tecnologías.

Japón, Alemania y otros países ricos enfrentan el mismo desafío de mantener poblaciones envejecidas con menos trabajadores. Pero pueden recurrir a inversiones en fábricas, tecnologías y activos extranjeros. En cambio, China depende de la agricultura, la ganadería y la manufactura, dos sectores con mucha demanda de mano de obra.

El parte tomó su medida más importante al respecto en 2015, cuando las normas que limitaban a muchas parejas a un solo hijo se relajaron para permitir dos.

La tasa de natalidad en China ya estaba cayendo antes de la norma de un solo hijo, una tendencia también registrada en Corea del Sur, Tailandia y otras economías asiáticas. La media de hijos por mujer cayó de más de seis en la década de 1960 a menos de tres para 1980, según el Banco Mundial.

Los demógrafos señalaron que la política oficial de un solo hijo disimuló un descenso aún mayor en el número de hijos por familia.

El límite de un hijo, bajo amenaza de multas o pérdida de empleo, provocó abusos como abortos forzosos. Una preferencia por los hijos varones hizo que algunos padres mataran a las niñas, lo que provocó advertencias de que millones de hombres podrían verse incapaces de encontrar esposa y avivó la tensión social.