Franja de Gaza. Miles de palestinos salieron el viernes a las calles para celebrar la entrada en vigor de un alto el fuego en la más reciente guerra en Gaza, y muchos lo consideraron una costosa, pero clara victoria del grupo armado islamista Hamas.

Por su parte, Israel prometió que responderá con un “nuevo nivel de fuerza” a futuras hostilidades.

Los 11 días de conflicto causaron más de 250 muertes, en su mayoría de palestinos, y una devastación generalizada en la ya empobrecida Franja de Gaza, gobernada por Hamas, aunque las oleadas de cohetes que paralizaron la vida en partes de Israel son vistas por muchos palestinos como una respuesta valiente a lo que se percibió como abusos israelíes en Jerusalén, el corazón emocional del conflicto.

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Al igual que las tres guerras anteriores, los nuevos enfrentamientos concluyeron sin un ganador definido.

Israel afirmó haber infligido fuertes daños a Hamas, pero una vez más fue incapaz de detener las andanadas de cohetes. Y aun si clama victoria, Hamas enfrenta el enorme reto de la reconstrucción en un territorio que padece un alto desempleo, un brote de COVID-19 y años de bloqueo de Egipto e Israel.

El conflicto exteriorizó la profunda frustración de los palestinos por el statu quo en el territorio ocupado de Cisjordania, en Gaza y dentro de Israel, en momentos en que el proceso de paz israelí-palestino se encuentra prácticamente abandonado desde hace años.

La persistente volatilidad se hizo patente con los enfrentamientos entre manifestantes palestinos y policías israelíes después de las oraciones del viernes en el complejo de la mezquita Al-Aqsa, un sitio sagrado en Jerusalén que ha sido punto de conflicto entre judíos y musulmanes. Los choques ocurridos hace días en este lugar fueron uno de los principales detonadores de la guerra.

El primer ministro israelí Benjamin Netanyahu rechazó las críticas provenientes de su base radical, la cual asegura que el mandatario concluyó la ofensiva de forma prematura sin asestar un golpe más decisivo contra Hamas.

Israel había hecho “cosas audaces y nuevas, sin dejarse arrastrar a aventuras innecesarias”, afirmó. Las fuerzas israelíes causaron un “daño máximo a Hamas con un mínimo de bajas en Israel”, agregó.

Netanyahu advirtió que su país responderá con “un nuevo nivel de fuerza” si Hamas lanza nuevas agresiones contra cualquier parte de Israel, y afirmó que “si Hamas cree que toleraremos una llovizna de cohetes, se equivoca”.

Netanyahu aseguró que los bombardeos israelíes mataron a más de 200 combatientes, entre ellos 25 comandantes, y alcanzaron más de 60 millas de túneles que utilizaban. Hamas y el grupo Yihad Islámica solo reconocen la muerte de 20 de sus combatientes.

El líder de Hamas, Ismail Haniye, dijo en un discurso televisado desde Doha, la capital de Qatar, que la guerra “abrió la puerta a nuevas fases que atestiguarán muchas victorias”. La describió como un “salto cuántico” que ganará apoyo entre los palestinos a favor de la “resistencia” en lugar de las fallidas negociaciones.

Al menos 243 palestinos murieron, entre ellos 66 menores de edad, y otros 1,910 resultaron heridos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no desglosa las cifras entre combatientes y civiles. En Israel fallecieron 12 personas, entre ellas un niño de 5 años y una joven de 16.

Las celebraciones estallaron en Gaza, Cisjordania y Jerusalén Oriental a las 2 de la mañana, cuando entró en vigor el alto el fuego.

En la Ciudad de Gaza, miles salieron a las calles y hombres jóvenes ondearon banderas palestinas y de Hamas, repartieron dulces, hicieron sonar las bocinas de sus autos y prendieron fuegos artificiales.

Durante las oraciones del mediodía en la mezquita de Al-Aqsa, cientos efectuaron celebraciones similares, agitaron banderas y gritaron vivas a Hamas. Se desconoce qué suscitó los hechos de violencia posteriores en los que la policía lanzó granadas aturdidoras y gas lacrimógeno, y los palestinos arrojaron piedras. La policía israelí dijo haber arrestado a 16 personas. Enfrentamientos similares ocurrieron en partes de Cisjordania.