La Organización Mundial de Meteorología reportó el lunes que las concentraciones de gases de efecto invernadero habían alcanzado un nuevo récord el año pasado y aumentado más rápido que la media anual de la última década, pese a una reducción temporal durante las cuarentenas asociadas a la pandemia.

La agencia también recogió en el documento indicios preocupantes de un nuevo fenómeno: Parte de la selva amazónica ha pasado de ser un “sumidero” que absorbía dióxido de carbono del aire a ser una fuente de CO2 debido a la deforestación y una reducción de la humedad en la región, señaló.

En su reporte anual sobre gases que atrapan el calor en la atmósfera, la agencia meteorológica de Naciones Unidas dijo que las concentraciones de dióxido de carbono, metano y óxido nitroso superaron los niveles de la era preindustrial, antes de 1750, cuando la actividad humana “empezó a interrumpir el equilibrio natural de la Tierra”.

El reporte se publicó unos días antes de que comenzara la conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático en Glasgow, Escocia. Muchos activistas ambientalistas, legisladores y científicos señalan que la cita entre el 31 de octubre y el 12 de noviembre, conocida como COP26, es una oportunidad importante e incluso crucial para alcanzar compromisos concretos sobre los objetivos marcados en el acuerdo climático de París de 2015.

“El Boletín de Gases de Efecto Invernadero contiene un sombrío mensaje científico para los negociadores de cambio climático en COP26″, indicó el secretario general de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas, sobre el reporte de la agencia. “Al ritmo actual de incremento de concentraciones de gases de efecto invernadero, a final de siglo veremos un aumento de la temperatura muy por encima de los objetivos del Acuerdo de París de entre 1.5 y 2 grados Celsius por encima de los niveles de la era preindustrial”.

“Estamos muy desencaminados”, dijo Taalas.

El reporte reúne información recopilada por una red que monitorea la cantidad de gases de efecto invernadero que permanecen en la atmósfera después de que los océanos y la biosfera absorban parte.

“Uno de los mensajes principales de nuestro reporte es que la región amazónica, que solía ser un sumidero de dióxido de carbono, se ha convertido en una fuente de dióxido de carbono”, dijo Taalas. “Y eso se debe a la deforestación. Es por los cambios en el clima global local, especialmente. Tenemos menos humedad y menos lluvia”.

Oksana Tarasova, jefa de la división de investigación atmosférica y ambiental, dijo que los resultados que muestran que la Amazonía ha pasado de absorber a producir dióxido de carbono son algo nuevo, pero indicó que correspondían a una parte específica en el sureste de la Amazonía, no a todo el bosque pluvial.

La media global de la concentración de dióxido de carbono alcanzó un nuevo récord de 413.2 partes por millón el año pasado, según el reporte de WMO. El incremento de 2020 fue mayor a la media anual de la última década, pese al descenso del 5.6% en las emisiones de dióxido de carbono de los combustibles fósiles debido a la restricciones de COVID-19, según la WMO.

Taalas señaló que un nivel por encima de las 400 partes por millón -que se superó en 2015- “tiene grandes repercusiones negativas para nuestro bienestar y vidas diarias, para el estado de nuestro planeta y para el futuro de nuestros hijos y nietos”.

Las emisiones de dióxido de carbono provocadas por el ser humano, resultado principalmente de la quema de combustibles fósiles como el petróleo y el gas o de la producción de cemento, suponen unos dos tercios del calentamiento del planeta. En general, según WMO, la desaceleración económica del año pasado debido a la pandemia “no tuvo ningún impacto perceptible en los niveles atmosféricos de gases de efecto invernadero y sus tasas de crecimiento, aunque hubo un declive temporal en las nuevas emisiones”.