La ciudad más grande de Australia prorrogó su claustro hasta fines de septiembre e impuso nuevas restricciones para detener la propagación de la variante delta del coronavirus, incluyendo un toque de queda y la obligación de usar la mascarilla.

El estado de New South Wales, donde está Sydney, reportó 642 casos nuevos locales en las últimas 24 horas, el cuarto día consecutivo en que la cifra supera los 600.

Sydney lleva desde junio bajo órdenes de confinamiento, desde que la variante delta fue detectada en un chofer de limosina que llevaba a la tripulación de un avión de carga estadounidense desde el aeropuerto de la ciudad.

Desde entonces 65 personas han fallecido de COVID-19 en New South Wales, inclusive cuatro durante la última noche.

Sydney iba a poner fin a su encierro el 28 de agosto, pero el gobierno estatal ahora anunció que seguirá hasta el 30 de septiembre.