Mucho más de una cuarta parte de los asesinatos ocurridos en Puerto Rico en los primeros seis meses del 2019 se han adjudicado a hechos "pasionales", venganzas, rencillas y discusiones, lo que reitera el problema de violencia social que golpea en las calles y hogares del país.

De los 304 asesinatos ocurridos en la isla desde el 1 de enero hasta ayer, 4 de julio, un 35.1% de los crímenes se perpetró por alguno de los móviles mencionados elevando la cifra en estos renglones en un 5% en comparación con la estadística recopilada por la policía para la misma fecha el año pasado.

Según datos de la División de Estadísticas de la Criminalidad de la Policía de Puerto Rico, 39 personas han sido asesinadas en los pasados meses por razones de venganza, 26 por peleas o discusiones, 25 por rencillas y 16 por eventos “pasionales”. El 98% de las víctimas de estos crímenes (103 de 106) han sido varones.  La mayor incidencia de asesinatos, al igual que en años anteriores, está vinculado al trasiego de drogas. En total, unas 138 personas han sido asesinados este año a causa de este móvil.

La mayoría de los incidentes han ocurrido en horarios de 8:00 de la noche a 4:00 de la mañana, siendo los lunes y sábado los de mayor acción criminal. Las armas de fuego han sido los medios más utilizados para las agresiones mortales. Además, el informe policiaco destaca que la mayoría de los crímenes ocurren en las vías públicas, residencias y centros nocturnos o discotecas.

Según el sociólogo Manuel Torres, la violencia arrecia mientras los ciudadanos sufren la saña criminal en sus hogares y en las calles a causa de conflictos intrafamiliares, riñas a falta de autocontrol y como consecuencia de multiplicidad de estresores que aquejan a la sociedad.

“De (el huracán) María para acá llevamos acumulando multiplicidad de estresores que ya de por sí teníamos, pero que han ido aumentando de manera vertiginosa y que inciden en la violencia intrafamiliar y en proceso de socialización”, destaca el también catedrático de Sociología Urbana y Desarrollo Comunitario de la Universidad Interamericana.

A juicio de Torres, los puertorriqueños tienen poca paciencia y autocontrol cuando tienen que enfrentarse a innumerables estresores políticos, sociales y económicos.

“Todo esto genera una sociedad fundamentada en el ‘sálvese quien pueda’… estamos en un fuego cruzado. Somos gente buena, afectuosa y solidarios pero, lo cierto es que nos han azotado mucho -no sólo los vientos huracanados de Irma y María- sino de la incompetencia política, del coloniaje,  de una Junta de Control Fiscal. Todo eso, aunque no lo creas, siembra incertidumbre y se refleja en aquellos desempleados cuando llegan frustrados a sus casas, en los que consumen alcohol para tratar de lidiar con los problemas”, expresó el también miembro de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Según el sociólogo -quien precisamente participa de una investigación sobre la violencia social y política en Latinoamérica-  urge que se creen políticas públicas que fomenten una cultura de paz y el manejo efectivo de emociones desde el ámbito de la educación.

“El problema es que en Puerto Rico los dos partidos de mayoría le han dado la espalda a la situación de salud mental que tenemos en la isla… por años se ha dirigido todo a lo cosmético y no hemos visto patrones significativos de diseño e implantación de políticas públicos que atiendan la salud mental y la construcción de calidad de vida. Somos en este momento un pueblo que nos sentimos en estado de orfandad y eso, al final, lo que provoca es esa crisis y violencia social”, detalló.