Vecinos del sector Ciénaga del barrio Barinas en Yauco no se explican por qué el gruero José Román Cintrón acabó con la vida de su pareja, Roselly Cintrón Torres y luego se suicidó.

Esto ya que la mujer de 39 años apenas salía de su casa, pues se dedicó en cuerpo y alma al cuidado de su único hijo, José Eli, un adolescente de 13 años encamado por una discapacidad.

La trágica escena reportada en la madrugada del lunes en la remota comunidad, aparentaba ser un asesinato suicidio en el mismo lecho conyugal, justo en una modesta estructura que colinda con el hogar de los padres de Cintrón Torres.

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Según Johanna Cruz, su prima hermana llevaba una rutina de levantarse a las 6:00 de la mañana para darle el medicamento a su hijo diagnosticado con microcefalia, y luego iniciaba las tareas del hogar. Pero el lunes, cuando sus progenitores la llamaron, Roselly no contestó.

Por eso, cerca de las 10:55 de la mañana, un familiar se comunicó al Sistema de Emergencias 9-1-1, donde notificó sobre un caso médico. Sin embargo, al llegar, unos patrulleros se toparon con el cuerpo sin vida de la mujer que tenía varios impactos de bala y a su marido muerto tras presuntamente suicidarse.

“Ella dejó su vida por dedicarse a su hijo, el único hijo que tenían, ella no salía, pendiente nada más que a su hijo, salía si tenía que hacer algo o a darle terapias al nene, siempre estaba con su hijo, fue excelente madre. Como toda pareja tienen sus momentos, pero jamás pensamos que iba a suceder esto, jamás pensamos”, lamentó Johanna, quien observaba desde lejos la escena ocupada por la Policía.

“El sábado los vi a los dos, estábamos en el balcón de la casa hablando, yo estaba haciendo una asignación de la universidad y, como yo vendo chocolates, ella ame había dicho que si había traído los chocolates porque tenía ganas de comer chocolate. Y después me fui y le dije ‘nos vemos mañana’, pero no pude después venir, y hoy que me llaman y me dan la noticia”, recordó.

“Nos criamos juntas desde chiquitas”, indicó la familiar de Roselly, quien se enteró de la tragedia a través de una llamada telefónica emitida por una tía.

“Cuando llegué, me dijeron que el nene estaba en el medio de ellos dos; el nene dormía en la cunita de al lado y ellos dormían en el otro cuarto, pero me dicen que hoy encontraron al nene entremedio de los dos.

No pude entrar a verlos, pero fue duro y, a veces, el enemigo anda rondando a quien devorar, y lo que coge en la mente, porque nuestra mente es un campo mortal y si uno se deja…”, sostuvo la fémina residente en Guayanilla.

“Yo no soy quien pa’ juzgar, solamente es Dios, y esto son situaciones que a veces tenemos que pasar, pero lo pongo en manos del Señor”, acotó la mujer luego de ver cómo el Negociado de Ciencias Forenses culminaba el trabajo que duró varias horas, hasta que se llevaron los cuerpos.

Aunque el área estaba repleta por familiares, vecinos, conocidos y gente de otros barrios que se llegaron allí para saber lo que pasaba, casi ninguno comentó lo sucedido, pero igual se mostraban perplejos ante la dolorosa situación.

“Ella era bien buena, yo me llevaba mucho con ella, era mi vecina y yo la quería muchísimo, muchísimo, porque compartía con todos nosotros. Ella tenía un nene, pues, y, ay es que estoy desconsola’”, dijo llorando María Camacho. 

“Ella siempre que iba al pueblo se llevaba al nene en el carrito y siempre se quedaba con él. Era una muchacha bien buena, bien buena”, afirmó la residente del sector Ciénaga.

De acuerdo con la División de Homicidios Ponce, el arma utilizada por Román Cintrón para matar a su esposa y luego suicidarse, era ilegal.  El hombre de 39 años tampoco tenía Licencia de Armas.

“Entre la pareja no había casos previos de incidentes de violencia de género ni tampoco se halló alguna orden de protección vigente en los archivos del cuartel de Yauco, de acuerdo con la información preliminar. Sin embargo, de acuerdo con los allegados a la pareja surgieron desavenencias entre ellos desde diciembre del 2018 aunque no estaban separados como indicaron inicialmente los investigadores”, explicó la Policía.

El adolescente de 13 años quedó bajo la custodia de su abuelo.