Durante los 17 días de juicio federal contra la ahora convicta Áurea Vázquez Rijos -por conspirar para asesinar por encargo a su esposo, el empresario canadiense y multimillonario Adam Anhang- hubo un par de mujeres que silenciosamente y sin llamar mucho la atención también protagonizaron el dramático proceso tras bastidores pues se convirtieron en lo que se conoce como “jurados de pasillo”.

Edith Vázquez y Madeline Quilichini son un par de amigas que siguieron cada etapa de la historia criminal del asesinato Anhang, desde ocurridos los hechos en septiembre de 2005, en el Viejo San Juan. Según la evidencia mostrada en sala, Áurea -en complicidad con su hermana Marcia Vázquez Rijos y su excuñado José Ferrer Sosa- planificaron el crimen con el fin de que la viuda cobrara $8 millones de una herencia.

En entrevista con Primera Hora, las amigas revelaron, incluso, que como parte de su interés por el caso leyeron el libro “Las sangres lloran”, un texto de 106 páginas que recoge el trabajo investigativo del periodista puertorriqueño Obed Betancourt, quien reveló interioridades de la saga criminal y del matrimonio compuesto por la llamada “Viuda negra” y el empresario canadiense.

Durante trece años las damas siguieron la pista del caso y, hoy, fueron testigos presenciales del momento en el que el juez federal Daniel Domínguez anunció en sala que un jurado compuesto por siete hombres y cinco mujeres había encontrado al trío culpable de los cargos que se le imputaban. La sentencia de los convictos fue pautada para el 29 de enero de 2019. Todos se exponen a cadena perpetua.

Edith, una abogada de profesión, dijo haberse sorprendido con el veredicto de Ferrer Sosa, pues entendía que con la evidencia presentada en sala había datos inconclusos que podían llevar a los miembros del jurado a un veredicto de no culpabilidad.

“Lo más culminante ocurrido hoy para mí fue oír la sentencia de cada uno y, en especial, entendía que Ferrer Sosa se iba a ir por la puerta de la duda razonable. Así que lo más impactante fue escuchar que también fue culpable”, dijo la espectadora.

Madeline, por su parte, dijo  estar convencida de la responsabilidad criminal de los tres acusados y se sintió satisfecha con el veredicto.

La llamada "viuda negra", acusada de planificar el asesinato de su esposo, ha llamado la atención por modificar su cabello a través de los años.

“La prueba testifical y documental demostró el trabajo de la fiscalía y que ellos, los tres, habían conspirado (para asesinar a Anhang)”, detalló quien laboró durante años en el Consejo de Educación Superior.

En el caso de Edith, dijo que algo que “siempre” le llamó la atención fue el ímpetu con el que el padre de Anhang – Abraham Anhang- insistió en que las autoridades fueran tras la pista de Áurea como autora intelectual de la muerte de su hijo.

A preguntas de este diario, hablaron sobre los testimonios que más les impactaron, destacando de manera particular las declaraciones de Alex Pabón Colón, alias Alexis El Loco, quien fue la persona contratada por el trío para asesinar al empresario. Pabón Colón se declaró culpable de los hechos en 2008 y fue el testigo estrella en este juicio.

“También me impactó mucho la declaración de Dereck (Osterman Kin), el amigo de la infancia de Alex El Loco, a quien éste le había confesado el crimen”, dijo Edith.