El testimonio de una fiscal, así como varios documentos mostrados en la continuación del caso que lleva el exespecialista de inteligencia Francisco J. Reyes Caparrós contra la oficina local de la fiscalía federal, parecieron respaldar la alegación del demandante de que fue objeto de represalias y hostigamiento en su ambiente laboral. 

Durante su testimonio, la fiscal asistente Carmen Márquez declaró repetidamente que en varias ocasiones tuvo que interactuar con Reyes Caparrós como parte de su trabajo y él cumplió con su labor de manera diligente y profesional. 

Márquez relató que Reyes Caparrós le asistió en momentos en que su vida estuvo bajo amenaza para el 2010, cuando llevaba un caso relacionado a una organización criminal.

Declaró que la testigo principal del caso fue asesinada y cuando ella pidió ir al funeral no recibió apoyo de sus superiores, pero sí de Reyes Caparrós, quien para entonces se ocupaba también de asuntos de seguridad. 

“Yo quería ofrecer mis respetos porque ella fue brava. Tenía dos hijos, y estaban sus padres”, dijo Márquez.

Agregó que la jefa de la oficina local de la fiscalía federal, Rosa Emilia Rodríguez Vélez, y la segunda al mando en ese entonces, la fiscal María Domínguez, le dijeron que no fuera al funeral.

“Francisco (Reyes) entendió la situación. Se ofreció a ayudarme y trabajó diligentemente para ofrecer seguridad”, declaró.

La fiscal dijo ver el deterioro de la relación de Reyes Caparrós con sus superiores, desde el “círculo de amigos” con oficinas en el piso 16, hasta “caer en desgracia” y parar en una pequeña oficina junto a los elevadores dos pisos más abajo. 

Márquez recalcó el polémico episodio en el cual, en una reunión ante un centenar de personas, la fiscal Rodríguez Vélez se refirió en forma recriminatoria a Reyes Caparrós como “el que no le cae bien a nadie y nadie lo quiere”. 

Relató que tras el incidente, Reyes Caparrós le pidió conversar y eventualmente ella le dijo que creía tenía base para querellarse por discrimen laboral, “y le advertí que se prepara para lo que venía”. 

Márquez conversó nuevamente con Reyes Caparrós tras otros incidentes, y le sugirió seguir adelante con su querella por discrimen, en la que serviría de testigo. 

Ambos recibieron amonestaciones y Reyes Caparrós fue traslado a otra oficina. 

Cabe destacar que la fiscal Márquez tiene actualmente un caso por verse en juicio en el que demanda a la oficina local de la fiscalía federal por un patrón de venganzas y hostigamiento laboral.

Márquez ganó un pleito anterior a la fiscalía federal por acoso laboral, y como parte de la resolución de ese pleito un juez federal ordenó que fuera restituida en su posición. 

De hecho, el testimonio de Márquez fue interrumpido repetidamente por el juez Joseph Laplante, quien llegó a mostrarse exasperado mientras reiteraba a la abogada de la parte demandante, Bamily López, que “este es el caso del señor Reyes, no de la señora Márquez”, y subrayaba que se habían acordado términos para los testimonios de Márquez y de Nelson Pérez Sosa, un exsupervisor de apelaciones que también lleva un caso por discrimen contra la fiscalía federal y se espera testifique en este caso. 

En su turno, la abogada de la fiscalía federal, Susan M. Poswistilo, intentó mostrar que las acciones de Márquez respondían a que era amiga de Reyes Caparrós y quería impulsar las quejas por discrimen contra la oficina.

Márquez respondió que no eran amigos, sino que era una persona conocida como resultado de relaciones laborales. 

Antes del testimonio de Márquez, en sus declaraciones finales la testigo Jaqueline Novas, quien es asistente ejecutiva de Rodríguez Vélez, ante preguntas de López admitió que varios documentos evidenciaban que al menos dos fiscales no habían cumplido con entregar a Reyes Caparrós información necesaria para su labor de recopilación de estadísticas, que otro supervisor, el fiscal José Capó, había descrito como deficiente en su testimonio de días atrás.

Al cierre de la jornada se sentó a declarar María Domínguez, hoy retirada pero para entonces segunda al mando de la oficina de la fiscalía federal. 

Domínguez respondió a preguntas de López con vaguedad, alegando no recordar detalles.

No obstante, al retomarse el tema de una investigación del FBI en agosto de 2013, ante la intención de Reyes Caparrós de aceptar un viaje con gastos pagos a Rusia, Domínguez admitió que no había visto la invitación, a pesar que para entonces ya era objeto de la pesquisa y se había llegado a hablar hasta de posible espionaje.