Tres mujeres de grupos minoritarios que trabajaban en un centro de operaciones del número telefónico de emergencia 911 en Pittsburgh interpusieron demandas y una de ella adujo que a los despachadores negros les hacían recibir llamadas de los barrios bajos porque conocían "la jerga del gueto".

Dos de las despachadoras del condado de Allegheny son negras y una hispana. Dijeron haber sido objeto de insultos étnicos.

Ruby Helvy, negra residente en Pittsburgh, fue suspendida sin paga el mes pasado y aguarda una audiencia de despido que alega que descuidaba sus deberes, según su demanda. Dice que sus jefes la hacían objeto de medidas disciplinarias y no a otros empleados.

Helvy, que fue contratada en 2005, dijo que fue suspendida por un día por no estar en su puesto para una llamada en diciembre del 2012 pero que los trabajadores blancos no eran castigados por infracciones similares. Fue suspendida dos veces por tres días en el 2013 "debido a su actitud general, descuido del deber y falta de amabilidad" y por una semana en marzo por "esfuerzo insuficiente y falta de atención al detalle", según su demanda. Sostiene que los trabajadores blancos no eran disciplinados tan estrictamente.

Kelli Rodríguez, hispana, afirmó haber sido sujeto de comentarios sexuales no deseados de un supervisor blanco, quien le preguntó si a ella le agradaba mantener relaciones sexuales con varones negros. Rodríguez, residente en Verona, había sido contratada como despachadora en el condado de Allegheny en septiembre de 2013 y fue despedida tres meses después.

Rodríguez afirmó que un supervisor difundió grabaciones de sus llamados e hizo burla del modo que los respondió, como también errores ortográficos en sus informes. Su demanda dice que otro supervisor, un hombre blanco, le gritó mientras estaba recibiendo llamados al 911.

Depree Thompson, negra, residente en Penn Hills, trabajó como despachadora durante diez años y sigue empleada, pero demandó porque dice haber sometida a una disciplina más severa que trabajadores blancos que cometieron trasgresiones similares a las que se le imputaron.

Thompson afirmó que en 2011, trabajadores de emergencia en exteriores se refirieron a ella con un insulto racial durante una llamada. Dijo que los supervisores prometieron detectar a quién lo había proferido pero que no lo hicieron. Desde entonces, dice que le han obligado a trabajar en horarios rara vez requeridos a despachadores blancos y que fue suspendida durante cinco días por una discusión con una empleada blanca que no fue suspendida.

Agregó que ella y otros despachadores negros "fueron designados para recibir llamados de los barrios bajos de Pittsburgh porque el Departamento de Servicios de Emergencia del condado de Allegheny dijo que ellas podían entender la jerga del gueto".

Una portavoz del condado no respondió inmediatamente a las demandas, interpuestas el miércoles tarde, que reclaman daños por salario perdido y otros agravios.