Y la búsqueda fue de película.

Dos reos que tuvieron en jaque a las autoridades por ocho horas tras escaparse ayer de una guagua que los transportaba junto a otros presos al Tribunal de Aibonito, hicieron malabares para no ser detenidos, incluyendo correr por largas horas, quitarse las esposas que los ataban de pies y mano, ocultarse en un canal subterráneo y quitarle el teléfono a una mujer para comunicarse con quien los recogería en algún punto del área.

Incluso, le enviaron mensajes a esa mujer ofreciéndole $500 si llevaba a los individuos a Caguas y $1,000 si los dejaba en Santurce.

En el corre y corre fue determinante la ayuda de la ciudadanía para dar con el dúo que según el Departamento de Corrección es sumamente peligrosos.

Sin embargo, la libertad a Alberto del Valle Rivera, de 35 años, y Jesús Rodríguez González, de 33, le duró poco  luego que miembros de la Policía, de Corrección y de la Unidad Canina de esta última agencia los detuvieron.

Fue como a la 1:30 de la tarde que el dúo cogió las de Villa de Diego.

“Se zafan (se sueltan) dentro de la guagua y cuando (el custodio) va a dejar a unos reos en (el tribunal de) Aibonito, uno empuja al preso contra el oficial que cae (al piso) y salieron corriendo”, explicó el teniente, Damián Rivera, de la Comandancia de Aibonito.

Este dijo que “alguno tenía las llaves de abrir esposas” que lo ataban los pies y las manos e incluso para soltarse de la guagua en donde eran transportados.

Uno de ellos no pudo quitarse las esposas de las manos porque parece que daño la cerradura y se las tuvieron que quitar una vez fue detenido.

Rivera tampoco descartó que los confinados tuviesen todo fríamente calculado antes de evadirse.

“Se recibió una llamada a la 1:30 de la tarde informando que vieron a dos personas encadenadas de manos (ya se habían quitado las esposas de los pies), corriendo por el parking de la fábrica Baxter (ubicada en la carretera 721, kilómetro 3), una vestida de color kaki y otra azul”, indicó el Policía.

Inmediatamente se comunicaron con personal del tribunal que le confirmaron los hechos.

También se recibió una llamada al Sistema de Emergencias 9-1-1 alertando del avistamiento del dúo.

En medio de su huida los individuos se toparon con que la verja de la Baxter era muy alta para brincarla y entonces pasan a la Urbanización Campo Rey donde se les pierde el rastro.

La teoría es que estos, antes de salir de la Baxter, se mantuvieron escondidos por unas tres horas en un canal o tubería en la fábrica.

En medio de la persecución -donde un agente de la Policía, además del guardia de custodia que fue empujado resultaron heridos- las autoridades recibieron información de que había un auto que los recogería. El vehículo fue ubicado en los predios del Hospital de Aibonito.

Por un período de tiempo siguieron el vehículo, cuyas conductoras guiaban lento porque parece que no conocían el área.

Sin embargo, cuando ya estaban llegando a Coamo “recibimos otra llamada del alcalde (William Alicea Pérez) de que algún familiar vio en un garaje a los dos individuos saliendo hacia el pueblo”.

Regresaron y ya los prófugos “están frente al McDonald (en la carretera 14), donde hay un negocio de tripletas, y le piden el teléfono  a una mujer o se lo arrebatan y hacen una llamada”.

Frente al dúo habían unos oficiales de Corrección que dicen, “estos son los mismos tipos” que se fugaron y  “empezó (otra vez) el corre y corre”.

Los individuos, ya cansados de tanto correr, rodeados por las autoridades y sin tener hacia dónde ir, fueron detenidos finalmente en una casa abandonada frente a la funeraria Aibonito Memorial.

El teniente Rivera – que reconoció que la ayuda ciudadana fue indispensable para detenerlos- no descartó que estos estuvieran esperando las horas de la noche para cometer un ‘carjacking’ y seguir la huida.

Sobre la mujer que le quitaron el celular, el teniente dijo que no radicó querella pero que sí indicó que recibió mensajes donde le preguntaban por los evadidos y la petición de que los llevara a Caguas o a Santurce con la debida recompensa.

Ya como parte de la investigación, las autoridades rastrearán las llamadas y buscarán otros ángulos para ampliar la pesquisa y dar con los cómplices de los confinados.

También investigarán a las mujeres que conducían el vehículo donde presuntamente los individuos cogerían pon.

Anoche, el juez encontró causa para los cargos de fuga contra los confinados y les impuso una fianza global de $700,000, siendo ingresados en la Cárcel las Cucharas de Ponce. También le pusieron grilletes electrónicos.

Próximamente le radicarán por el delito de agresión.