A eso de la 1:15 p.m., el Capitolio retomó sus operaciones y permitió el acceso de la prensa, legisladores y público que había sido desalojado tras una amenaza de bomba.

La Unidad de Explosivos de la Policía continuaba inspeccionado el edificio, sin que se informara algún hallazgo.

El capitán Alfredo Zayas, del cuartel del Capitolio, dijo que hasta el momento la amenaza aparenta ser falsa y ordenaron reabrir el edificio principal luego de ser verificado por la Unidad de Explosivos y un perro de la Unidad Canina, sin encontrar ningún artefacto sospechoso.

El oficial indicó, sin embargo, que la Unidad de Explosivos y personal del Cuerpo de Bomberos se mantienen revisando otras instalaciones aledañas que forman parte del Capitolio.

“Hasta ahora ha sido una falsa alarma. El edificio principal fue verificado sin que se encontrara nada”, manifestó Zayas.

El edificio fue reabierto cerca de la 1:15 p.m., pero ya desde poco después del mediodía, representantes de la mayoría novoprogresista accedían a la estructura desde el área del túnel, al igual que algunos ayudantes.

La mayoría penepé había convocado a un caucus, el que ya inició, en la presidencia de la Cámara de Representantes para discutir el controvertible proyecto de la reforma contributiva, la que podría considerase hoy en la sesión de ese cuerpo.

Esta mañana, a eso de las 11:17, el Capitolio fue desalojado tras recibir una amenaza de bomba a través de una llamada telefónica.

 “Esta es una de las (amenazas) más contundentes, porque nos mandaron a salir con todo y carteras, y rápido”, dijo una empleada a Primera Hora.

Varios trabajadores y legisladores se ubicaron en el área de las estatuas de los presidentes de los Estados Unidos, en el lado sur del Capitolio.

El vicepresidente del Senado, Larry Seilhamer dijo que se encontraba en su oficina cuando fue notificado del desalojo.

“Me dijeron que saliera corriendo. Salimos inmediatamente porque había una notificación de un artefacto (explosivo)”, manifestó el senador novoprogresista.