TOA BAJA. Transcurridos 19 angustiosos años de la misteriosa desaparición del niño Rolandito Salas Jusino, los latidos de su corazón de padre -y su grandiosa fe- le afirman que su hijo está con vida esperando a ser encontrado. 

El niño, que en aquel momento tenía casi cinco años de edad, desapareció el 7 de julio de 1999 al atardecer, mientras jugaba en el parque de la urbanización Colinas del Plata, en Toa Alta. Cerca de esa hora, su progenitora recibió la visita de una expareja. Otro niño de la vecindad aseguró que un hombre en una guagua negra, similar a la camioneta del expadrastro, lo llamó por su nombre y lo montó en el vehículo.

Fueron incontables las búsquedas y confidencias investigadas que solo demostraron que el niño se desvaneció sin dejar rastro. 

Las pistas, aunque con menor frecuencia, se siguen recibiendo, pero la investigación está en un limbo y más ahora, que el agente José Otero, adscrito al Cuerpo de Investigación Criminal de Bayamón, a quien hace varios años le habían asignado el caso, está en planes de jubilación, lo que retrasaría todavía más la pesquisa. 

Tampoco el Negociado Federal de Investigaciones (FBI, en inglés), ha entregado copia de la evidencia que posee en sus expedientes y hace alrededor de cuatro años que la Interpol no actualiza la foto de Rolandito.

Rolando Salas, padre del menor, dijo a Primera Hora que el nuevo investigador tendrá que empezar de cero, situación que no la ve como negativa porque piensa que podría detectar algún ángulo o evidencia que finalmente esclarezca el caso. 

A su juicio, la falta coordinación y el ansia de protagonismo de las agencias perjudicaron la pesquisa.

“La Policía no trabajó muy bien el caso, aparentemente no había mucha experiencia (por parte de los investigadores), el Alerta Amber no estaba tampoco bien implementada y eso, creo yo, que fue lo que ocurrió. Por eso, hasta ahora, las autoridades no han encontrado al nene, tiene que haber sido por esas primeras investigaciones. Desde el principio hubo fallas, no hubo una coordinación entre las agencias. Eso falta… falta mucha comunicación todavía, porque como que hay celos entre estas agencias que no permiten un buen funcionamiento”, comentó Salas. 

Desde la desaparición del menor, las autoridades han señalado como sospechoso a Roberto Gotay Valcárcel, expareja de la mamá de Rolandito, Iris Jusino Seguinot. A Gotay Valcárcel nunca se le han radicado cargos por esos delitos, pero sí cumplió una sentencia de 10 años de cárcel por violencia de género. 

“Todavía lo pienso yo, y lo piensan las agencias. Lo que ocurre es que están protegiendo mucho los derechos de él y se olvidaron de los de mi hijo, los de nosotros”, aseveró Salas.

Mientras, Gotay Valcárcel ha negado que tenga vínculos con el secuestro del menor. 

La recompensa de $80,000 por la información que ayude a dar con el paradero de Rolandito sigue vigente. 

El padre rememoró que compartió con el niño la semana antes de su desaparición, hasta el día 6 de julio que su madre lo llamó para recogerlo en la noche, ya que irían al día siguiente a un pasadía familiar a la playa. 

“Ahí fue cuando último vi a mi nene. Estábamos en casa de la abuela. Él nunca quería irse con su mamá, porque pensaba yo que se sentía muy bien y querido por nosotros, y ahora sé que era que estaba sintiendo alguna clase de maltrato allá. Ese fue el último momento que lo vi, le di un beso, le dije que lo iba a volver a buscar a la escuela y se lo llevó la mamá”, sostuvo Salas, quien no fue notificado de su desesperación hasta varias horas después. 

Salas no tuvo más hijos, pues asegura que enfocó sus energías en encontrar a Rolandito. 

Con nostalgia dice que sueña con los momentos felices vividos junto a él y ha comenzado a cuestionarse si se ha convertido en abuelo, pues lo piensa sano y hasta con familia.