El grito desgarrador de Nanette Martínez Camacho irrumpió la solemnidad del momento.

“¡Yo no quiero que se lleven a mi hija! ¡No quiero, por favor! ¡Yo quiero a mi bebé!”, gritó la mujer mientras se desplomaba frente al féretro de su hija, Jomaira Hernández Martínez, la niña de 13 años que fue quemada en marzo pasado en su residencia en Cabo Rojo y que hoy fue enterrada en el cementerio Porta Coeli de San Germán.

Familiares y amigos le dieron ayer el último adiós a Hernández Martínez y la acompañaron hasta el camposanto en medio de expresiones de dolor.

La comitiva fúnebre salió en punto a las 9:00 a.m. de la funeraria Avilés en San Germán, escoltada por un grupo de jóvenes montados a caballo, uno de los pasatiempos favoritos de la niña.

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Unos diez minutos más tarde hizo su entrada al cementerio de la ciudad. Globos rosas y azules y camisas con la foto de la niña daban color al doloroso momento.

Su padre, Edwin Omar Hernández, fue el primero en dejarse caer sobre el ataúd, donde lloró por varios minutos mientras era consolado por otros familiares. Junto al féretro, además, estaba Gummy, la perrita que pertenecía a Jomaira y que también sufrió quemaduras el día en que el implicado, Wilson Javier Martínez Bonilla, presuntamente roció a la niña con gasolina y luego la prendió en fuego.

Previo al recorrido final dentro del camposanto se llevó a cabo una breve ceremonia, en la que se dirigieron a los presentes el alcalde de San Germán, Isidro Negrón, dos de las hermanas de la niña, su abuela, Luz Camacho, y una amiga de la menor, entre otros.

Imágenes del sepelio de la adolescente de 13 años, Jomaira Hernández Martínez, quien falleció tras ser quemada por su pareja en Cabo Rojo.

“Cuando nosotros nacemos, crecemos y vamos sumando años a nuestra vida, pensamos que va a llegar el día que, dentro del proceso evolutivo, nos corresponde enterrar a nuestros padres. Y aunque muchas veces sabemos que es así, es bien difícil. Pero pasar por un proceso como el que estamos pasando en el día de hoy, en donde los padres son los que tienen que despedir a su hija, es algo que no está en el orden natural de nosotros como sociedad y se convierte en un momento sumamente triste para la familia y para los que conocemos y compartimos con esta familia””, expresó el alcalde al momento de la despedida de duelo.

“Esta es una tragedia que le ha tocado a la comunidad de Sabana Eneas por partida doble, porque aquí hay dos familias que sufren, que son víctimas también”, agregó.

Mientras, una de sus hermanas leyó un mensaje de una de sus tías que no pudo estar presente en el sepelio. También se escuchó una canción que otro tío ausente le dedicó a la niña.

“Solo me quedo con el consuelo de que cada amanecer me acordaba de ti, y junto a tus hermanos llevamos tu sonrisa y tus recuerdos porque, aunque no estés más, vivirás en nuestros corazones”, leyó ahogada su hermana ahogada en llanto.

Fue al momento de llevar el cuerpo a su final morada que afloró el mayor dolor de la familia. Tanto los padres como sus hermanas, su abuela y otros familiares besaron el ataúd y lloraron sin consuelo.

“Uno no está preparado para ver partir a un hijo y un nieto menos. ¡Ay Dios mío ayúdame! Es un sufrimiento doble para mí”, gritó la abuela, mientras se abrasaba al papá de la menor.

Mientras, la mamá y dos de sus hijas tuvieron que ser asistidas por otros familiares, pues apenas podían sostenerse en medio de la despedida.

“¡Yo quiero a mi bebé, quiero a mi bebé!”, gritaba Nanette desconsolada.

Los padres de la menor no hicieron comentarios al concluir el sepelio, a la que también asistió personal del Departamento de la Familia.

Sin embargo, la abuela quiso manifestar si agradecimiento al personal médico y a todas las personas que acompañaron a la familia durante estos últimos dos meses.

“Yo quiero mandarle un agradecimiento bien fuerte a todo el personal médico que estuvo luchando por la vida de mi nieta. Que Dios me los bendiga a todos los que estuvieron día a día luchando y que les dé mucha salud para que sigan luchando por las personas que lo necesitan", sostuvo Camacho.

“Gracias a todas las personas que oraron por nuestra nieta. Es muy difícil para mí, pero gracias por todo su apoyo”, sentenció.

Por lo pronto, el imputado del crimen se encuentra recluido en la Cárcel de Las Cucharas, de Ponce. Meléndez Bonilla enfrenta cargos por asesinato en primer grado, destrucción de evidencia, escalamiento agravado, incendio agravado, agresión sexual en modalidad de violación técnica y una infracción al artículo 15 de la Ley de Maltrato Animal.

La Vista Preliminar fue señalada para el próximo 3 de junio.