Cargos criminales por los delitos de asesinato en primer grado y violación a los artículos 6.05 (portar un arma sin licencia) y 6.14 (disparar un arma de fuego) de la Ley de Armas fueron radicados durante la tarde de hoy, miércoles, contra Jan M. Melecio Olivo, de 21 años, quien confesó el crimen de su padrastro y dirigió a los agentes hasta un paraje en el en el sector Río Lajas del barrio Marzán, en Toa Alta, donde dispuso del cadáver.

La jueza Ada Rosa Juarbe, el Tribunal de Bayamón, determinó causa para arresto en todos los delitos y le señaló una fianza de $220,000, la cual no prestó.

Además, ordenó su ingreso en el Hospital Psiquiátrico de San Juan a petición de su defensa que alegó que el joven es paciente mental, confirmó el director del Cuerpo de Investigación Criminal (CIC) de Bayamón, capitán Ricardo Haddock.

De acuerdo con el informe de novedades del Negociado de la Policía, a eso de las 11:45 a.m. del lunes, una mujer reportó la desaparición de su esposo identificado como Ángel Ramón Vázquez Collazo, de 52 años, de su hogar localizado en el barrio Maguayo Adentro, en Dorado.

Al inicio de la investigación la querellante les notificó a los agentes que cuando llegó al hogar no encontró a su pareja consensual y notó que el mueble de la sala tenía lo que aparentaba ser impactos de bala y estaba mojado como si lo hubiesen limpiado. Detrás del sofá había un casquillo de bala.

Luego se dirigió a la habitación de su hijo donde encontró un bulto con una pistola Glock de calibre 9 milímetros cargada con siete balas, un cargador con 15 municiones y dinero en efectivo, pero su hijo indicó que no sabía su procedencia.

También los investigadores ocuparon un vehículo marca Nissan Altima, color blanco, del 2002, donde se alega que transportó el cuerpo en el baúl, donde se ocupó una hamaca con manchas de sangre, entre otra evidencia.

De acuerdo a la pesquisa, recientemente el joven, que vivía en Estados Unidos, se había mudado para la residencia de su progenitora y comenzaron los roces con Vázquez Collazo.

El agente Carlos Rivera Gerena, adscrito a la División de Homicidios de Vega Baja investigó el caso junto a la fiscal Daphne Cordero.