La fiscalía federal concluyó hoy la presentación de su caso contra Áurea Vázquez Rijos y allegados por conspirar para asesinar a su esposo y empresario canadiense, Adam Anhang, con el testimonio del oficial José Ángel Miranda Díaz, quien contradijo fragmentos del testimonio en el juicio del coacusado José Ferrer Sosa.

"El juicio ha concluido", dijo el juez federal Daniel Domínguez.

El juez anunció que el lunes serán los argumentos finales y las instrucciones al jurado para que ese día en la tarde comiencen las deliberaciones sobre este crimen ocurrido en el 2005.

El agente Miranda Díaz compareció hoy como testigo de refutación de la fiscalía federal en el juicio criminal por “asesinato por encargo” contra Vázquez Rijos y, a preguntas de la fiscal Jenniffer Hernández, dijo que el día luego del crimen, 23 de septiembre de 2005, entrevistó a las 11:15 a.m. al coacusado José Ferrer Sosa, quien para esa época trabajaba en el negocio de Anhang (el Pink Skirt) y llevaba tres semanas viviendo en la casa de la acusada.

El agente de la división de homicidios del Cuerpo de Investigaciones Criminales (CIC) aseguró que Ferrer Sosa le dijo que estuvo trabajando en el negocio durante la noche del crimen. Esto contradice el testimonio de este coacusado, que en el juicio dijo que él no trabajó durante esa noche.

También, el agente dijo que cuando lo entrevistó en el 2005, Ferrer Sosa le indicó que su pareja Marcia le pidió que se llevara el auto Porshe de Áurea del hotel Regency, donde estaban las oficinas de Anhang. Sin embargo, Ferrer Sosa dijo que había sido Carmen Rijos, la madre de Áurea y Marcia, las que le dieron la instrucción.

En su turno, el abogado Ovidio Zayas cuestionó al agente si le tomó 10 declaraciones juradas a diversas personas y él no recordó. La fiscal Hernández dijo que ese era el caso de Jonathan Román, el vecino de La Perla que originalmente fue convicto a nivel estatal en este caso, pero posteriormente se resolvió que era una falsa condena, fue absuelto y luego los federales investigaron y acusaron a Vázquez Rijos y allegados.

El abogado Zayas trató de hacer numerosas preguntas adicionales sobre el trabajo de la policía estatal en este caso, pero la fiscalía federal en numerosas ocasiones objetó la línea de preguntas.

El juez puso freno a varias de las preguntas del abogado Zayas. “No vamos a reenjuiciar a Jonathan aquí”, dijo en un momento dado Domínguez.

El testimonio del agente buscaba minar la credibilidad del testimonio ante el jurado del acusado Ferrer Sosa, quien renunció a su derecho a no autoincriminarse y optó por declarar en sala. La otra acusada que se sentó a declarar ayer, jueves, fue Áurea Vázquez Rijos.

Al principio de la vista de hoy, el juez le cuestionó a Vázquez Rijos si, como planteó su abogada, no presentaría más testigos o prueba de defensa.

“Sí, su señoría”, respondió  Vázquez Rijos.

En ausencia del jurado, Domínguez repasó que hubo declaraciones de unos dos coconspiradores que no están acusados en el juicio, como Alex Pabón Colón y Derek Osterman. El primero habría ejecutado el asesinato, por supuestas órdenes de Áurea, y el segundo ayudó a Pabón Colón a ocultarse por años.

“¿La posición de la defensa es que no hubo conspiración?”, preguntó el juez.

“Es correcto”, dijo Lydia Lizarríbar, abogada de Áurea.

Asimismo, Lizarríbar presentó una moción de absolución perentoria a la que se unieron el resto de los abogados de defensa, que el juez no resolvió hoy. Esa moción es un alegato de que no hay jurisdicción federal para procesar a estos acusados y que en todo caso esto debe verse en una corte estatal.

La acusada Vázquez Rijos, quien evadió por años el procesamiento criminal federal al mudarse a Italia, enfrenta cargos por encabezar una alegada conspiración de “asesinato por encargo” de Anhang.

La fiscalía alega que Áurea contrató a Alex Pabón Colón para que cometiera el crimen. También, están acusados por participar en la conspiración la hermana de Áurea, Marcia Vázquez Rijos, y su excuñado Ferrer Sosa.