La bailarina y coreógrafa puertorriqueña Juliana Ortiz, quien dirige el programa de baile Psicoballet en cárceles de la isla, ofrecerá el mismo en cinco prisiones de mujeres en México, se informó hoy.

"Me llena de gran satisfacción aportar en la rehabilitación de las confinadas de mi país, pero siento un orgullo inmenso (de) recibir una invitación de otros países que desean establecer este método y que confían en mi programa para el desarrollo emocional de sus reclusas", sostuvo Ortiz en un comunicado de prensa.

La experiencia en la isla

Con 20 años de trayectoria en la industria del baile, Ortiz ha acompañado en el escenario a reconocidos artistas como Luis Fonsi, Ednita Nazario, Pitbull, Thalía, Juan Luis Guerra o David Bisbal.

El programa que coordina hace tres años, en colaboración con el Departamento de Corrección y Rehabilitación de Puerto Rico, es el único de esta índole en toda Latinoamérica que se realiza en instituciones penales de mujeres.

Fue precisamente un vídeo presentado en las redes sociales, donde se presenta una clase de baile con las confinadas puertorriqueñas, el que acaparó la atención de funcionarios e instituciones de otros países, quienes de inmediato se interesaron en los beneficios del sistema y le extendieron una invitación.

Psicoballet es un método psicoterapéutico que integra el ballet con técnicas psicológicas en un sistema integral que intervienen, además, la música, danza, expresión corporal, pantomima y la dramatización.

Psicoballet fue creado en el Hospital Psiquiátrico de La Habana en la década de los setenta y recibió el apoyo de la legendaria bailarina y directora del Ballet Nacional de Cuba, Alicia Alonso.

El sistema, según Ortiz, lleva muchos años usándose también en pacientes con discapacidades severas motoras y mentales, que viajan hasta Cuba buscando tratamientos alternativos.

"También se ha probado que personas con autismo consiguen abrirse a la comunicación y personas con problemas de hiperactividad aprenden a concentrarse", dijo Ortiz, quien agregó que "los movimientos rítmicos y la música clásica lo convierten en una de las formas más agradables de tratamiento".

"Hemos visto cómo padres de personas con trastornos mentales y neurológicos afirman ver mejoría y evolución entre las sesiones. De igual forma ocurre con las confinadas en proceso de rehabilitación", aseguró Ortiz.