El próximo lunes, se conmemora otro aniversario más del mal llamado Descubrimiento de Puerto Rico.

Para mí fue un encuentro de dos culturas en lugar de un descubrimiento, pues aquí ya existía una abundante población desparramada a través de toda la Isla.

Así que Cristóbal Colón tuvo el mismo efecto que Marco Polo al llegar al oriente. Polo no descubrió nada, sino que tuvo un intercambio cultural con los residentes del Asia Oriental. 

Esta reflexión siempre es importante pues aviva la sana discusión histórica de un evento relevante.

Ahora bien, este año nuestra fecha está sazonada con el pique brindado por un concejal de la ciudad de Los Ángeles, California, quien logró que se aprobara una resolución solicitando la remoción de una estatua del almirante Colón. 

La misma estaba desplegada desde 1973, en el parque del centro de la ciudad. Esta estatua, en tamaño real, había sido un regalo de la Asociación de Italianos del Sur de California a la ciudad de Los Ángeles. 

El concejal, Mitch O’Farrell, impulsó el mensaje de que Colón había sido el “culpable del mayor genocidio” conocido por la humanidad.

Con esta bandera logró generar un movimiento que desembocó en la remoción de la estatua del pedestal que ocupaba desde la década de 1970. 

Debemos destacar que Colón fue un navegante que pasó la mitad de su vida viajando de un lugar a otro.

Acusarlo de genocida puede resultar un poco injusto pues los responsables directos de los actos más viles vinieron muchos años después del llamado descubrimiento.

Los llamados colonizadores se apropiaron de todo, territorios y personas, se comportaron como lo suelen hacer las potencias extranjeras en su misión de expansión.

En el proceso provocaron sangrientas batallas. Basta leer un poco de Hernán Cortés y Pizarro para entender lo que ocurrió en toda América.

Colón sí fue responsable de propiciar la esclavitud de cientos de miles de indios en todas las Antillas en el afán desmedido de hallar oro. Los aborígenes se convirtieron en la mano de obra no voluntaria para esta faena. Además, los primeros colonos no eran necesariamente hermanitas de la caridad y cometieron notorios casos de abusos. 

Los europeos también trajeron consigo enfermedades desconocidas en el llamado Nuevo Mundo, lo que fomentó la mortandad en la población nativa. Constan registros de como la viruela, por ejemplo, arrasó en muchas zonas. 

Los historiadores modernos tienen su debate.

Como establecí, siempre es saludable la discusión profunda de cualquier asunto histórico y revisitarlo. En muchas ocasiones esa historia tuvo en su origen la óptica del conquistador. Le adornaba el manto de gloria a sus ejecutorias y minimizaban a los demás. 

Eliminando estatuas u otros símbolos no se corrige el problema. Lo mejor es hacer una nueva investigación, validar lo que es correcto y corregir viejos paradigmas.

Ya está bueno, vamos a dejar atrás las historias western o de vaqueros, en las cuales los blancos eran buenos y los “cara pálida” los malos.