La política ya comienza a calentar sus motores de cara al año 2020. Claro, usted podría comentar que en nuestra isla siempre están prendidos, y no se equivoca, tiene toda la razón. La política y su prima cercana, la politiquería, representan para muchos un deporte. Establecido eso, quiero poner en blanco y negro algo interesante que se está cocinando en los Estados Unidos.

El pueblo norteamericano podría estar involucrado en una contienda de abuelitos. Le puede sonar raro, pero me explico a continuación. El presidente Donald Trump ha sido el mandatario electo más viejo en la historia política de esa nación. Llegó al poder a los 70 años cumplidos, dejando atrás la marca anterior establecida por Ronald Reagan, quien acarició la Casa Blanca con 69 años. 

Claro, Reagan fue reelecto en él 1984 cuando tenía la tierna edad de 73 años, pero a fines de esta columna estamos hablando de ser electo por vez primera. Trump se presentará a su reelección con 74 años cumplidos. Difícilmente, alguien le arrebate en primarias la candidatura republicana.

El elemento curioso es que en el bando demócrata, que ya llevan varios meses cortejando la candidatura, comienzan a despuntar unos candidatos. Sin haberse emitido voto alguno y basado en las encuestas, el ex-vice presidente Joe Biden lleva la delantera siendo su rival más cercano Bernie Sanders. Biden tiene 76 años, mientras que Sanders cumplió el pasado 6 de septiembre 78. Como si esto no fuera suficiente, también compite la veterana Elizabeth Warren con 70 años.

Esto apenas empieza pero hasta ahora, no ha salido un candidato más joven con credenciales para finalmente obtener la candidatura. ¿Qué podría surgir?, por supuesto. En el ciclo pasado, nadie apostaba a Trump y terminó ganando la primaria y la elección. Pero repito, al día de hoy, estos son los hechos.

El asunto no espanta al elector promedio de la nación. Tampoco es asunto de debate extenso. Allá valoran la experiencia y no la desmerecen. Demostrado está cuando han eligieron a George Bush Padre a los 64 años y Dwight Eisenhower cuando tenía 62 en la primera elección y 66 en la segunda. Gerald Ford fue otro sesentón, pero este nunca fue electo ya que llegó a Casa Blanca tras la renuncia de Richard Nixon.

Es cierto que han tenido presidentes más jóvenes como Clinton y Obama que al llegar al poder por vez primera tenían 46 y 47 años, pero nunca han elegido a ningún trentón. Si se pregunta cuál ha sido el más joven en ser electo, ese fue John F. Kennedy que llegó al poder con 43 años. 

El resto de los presidentes como Carter, Johnson, Nixon y George Bush, hijo, eran cincuentones al momento de que el pueblo votara por ellos.

Nosotros los boricuas no hemos sido igualmente de generosos. Cuando damos un vistazo a la edad de nuestros mandatarios encontramos que nunca nos ha gobernador una persona que tuviera 70 años o más. El gobernador electo de mayor edad lo fue Don Luis A. Ferré, que tenía 64 años al momento de la elección. Luego le sigue Luis Muñoz Marín con 62 años, pero esta era la edad que tenía al correr por cuarta vez en la elecciones de 1960. El llamado “Vate”, llegó a Fortaleza por vez primera con 50 años cumplidos.

No obstante, al elector puertorriqueño le gusta dejarse seducir por candidatos jóvenes. De esta forma ha llevado al Palacio de Santa Catalina a Rafael Hernández Colón con 35 años en 1972 y a Ricardo Rosselló con 37 años en el pasado ciclo electoral. También han resultado electos candidatos que empezaban a entrar a los cuarenta.

Ese es el caso de Alejandro García Padilla que llegó de 41 años. Anibal Acevedo Vilá que tenía 42 y Carlos Romero Barceló que llegó a la Fortaleza por primera vez con 44 años en el calendario.

Otros cuarentones que fueron electos lo son Rafael Hernández Colón, que tenía 47 años para la elecciones del 84. Pedro Rosselló que contaba con 48 años en el 1992 y Luis Fortuño que también fue electo a los 48 años en las elecciones del 2008.

Con 50 años o más fueron seleccionados en las urnas, Sánchez Villella que tenía 52 en las elecciones de 1964 y Sila Calderón con 58 en las elecciones del año 2000. En ambos casos, se trataba de su primera postulación. Hernández Colón, Pedro Rosselló y Muñoz Marín, también contaban con más de 50 años cumplidos en distintas elecciones, en las que se presentaron a la reelección.

Sería excelente poder hacer algún estudio sociológico que explique, analice y profundice la conducta del elector boricua de endosar con su voto candidatos jóvenes. ¿Cómo se puede explicar que no se promuevan más candidaturas de personas maduras a tan importante cargo? ¿Cuál es el prejuicio hacia las canas?. ¿Se romperá ese patrón en el 2020?

De todos es conocido que Pedro Pierluisi aspirará y ya cuenta con 60 años. Por ahí cerca está también Charlie Delgado Altieri que ya tiene 59. Ambos tienen en común que no representan su edad. Ante esto, surge la interrogante de si el pueblo elector le dará algún “break” o volverá a dejarse seducir por candidatos más jóvenes y relucientes.

Reconozco que no es lo mismo dirigir la nación más poderosa del mundo que administrar nuestra colonia perfumada, pero al fin y al cabo tanto allá como acá, se trata de un asunto de gobernanza. Parece que en el Norte las canas importan mientras en el Caribe molestan. Piénselo. Solo aspiro a que esto sirva de reflexión y lo pueda comentar mientras disfruta de su café mañanero.