Oiga, mi compay, pare la oreja y preste atención, porque el horno no está para galletitas. La política boricua está en invierno caliente, por lo menos para los integrantes del Partido Nuevo Progresista (PNP), que llevan tres semanas a palo limpio por una primaria que no existe. 

Un partido veterano en esos asuntos de primarias por la gobernación, andan como gallina turuleca, tratando de evitar que Wanda Vázquez dé un paso al frente y rete a Pedro Pierluisi. ¿Lo increíble del asunto?, que el comisionado reclama tener el apoyo mayoritario del liderato y dijo no asustarle cualquier movida de la gobernadora. Pero, las palabras parecen no ser cónsonas con la acción. 

A la gobernadora le han endilgado que no es PNP, que no es estadista, que no tiene estructura política, etcétera, etcétera. Mucho “bla bla bla”, pero a la hora de analizar, usted no encuentra argumentos sólidos para justificar que no aspire. 

Lo mismo han hecho con su más reciente y frustrada designación a la Secretaría de Asuntos Públicos. Al licenciado José Sánchez Acosta, nombre del seleccionado por la señora Vázquez Garced, le dieron como “a pandereta”. El abogado es un estadista que, en el pasado, fue asesor de Kenneth McClintock y colaboró con Pierluisi en el proceso primarista frente al Dr. Ricardo Rosselló. Sin embargo, pasado el proceso primarista, decidió apoyar a Manolo Cidre en lugar de imitar a Pierluisi, que endosó a Rosselló. 

Ciertamente, el tiempo demostró que Sánchez Acosta pensó mejor su endoso y voto, que la movida Pierluisista. De igual forma, Sánchez Acosta ha sido analista en radio hace un tiempo. Como estadista liberal le ha tocado ser crítico de su gente y eso no se perdona. Le han caído a palo limpio con las cosas más sandeces que usted se pueda imaginar. Llevo cuatro días tratando de encontrar un argumento sólido que demuestre que la nominación resulta errada y no la encontré.

Nunca pudieron argumentar denuncias de que fuera corrupto. Que respalde o apadrine cabilderos. No ha estado en la nómina gubernamental. No tiene querellas éticas, ni de ninguna otra índole. No tiene denuncias de inmoralidad. Tiene criterio propio. Piensa, algo que escasea en la política. No es estridente y luce en control. Es un hombre de familia con tres hijos. No es fiestero y no consume alcohol. Definitivamente, lucía como una acertada selección. 

Sin embargo, el presidente del Senado le regaló una andanada de ataques para fusilarlo públicamente. Al final lo logró. La gobernadora se dejó amedrentar. Lo peor que pudo encontrar Rivera Schatz para crucificar a Sánchez Acosta fueron unas declaraciones respaldando la eliminación del bono de navidad y sus alegados ataques a los legisladores. Ante esto, le endilgó su palabra favorita: “Populete”. Esa palabra que se sumó al diccionario político boricua y con la cual, Thomas Rivera Schatz ha bautizado a los simpatizantes de la Pava. Lo peor de todo fue que auguró tiempos borrascosos con el poder Ejecutivo si el enlace era el recién retirado. 

Es por ello que preocupa. 

A todas luces, la gobernadora no dio la pelea por su nominado y dejó que este demostrara sus quilates. No perdía nada. El cargo de Sánchez Acosta no necesitaba confirmación, ni mucho menos cabildear cualquier cosa en la Asamblea Legislativa. Su cargo era para atender las comunicaciones gubernamentales con los medios y entre agencias. 

Para los asuntos legislativos, La Fortaleza tiene un asesor de esos menesteres y a la Secretaría de la Gobernación. Así que no se entiende el reparo ni la sensibilidad de piel por los alegados ataques del exanalista. 

Mientras tanto, el tiempo sigue corriendo y el jala jala azul sigue entretenido. Como dije al principio de este escrito, mucho interés por una primaria que no existe y donde existe la primaria, que es en el PPD, nada pasa. Ningún interés. Frialdad en los medios y mayor frío en las redes sociales por parte de los ciudadanos. 

Es de preocupar, pues se puede interpretar que los aspirantes rojos no levantan pasiones o esperanza. Con el sabor del chayote, que es ninguno, la Pava se catapulta al 2020 con muchos retos y con otra elección que siembra más dudas que realidades, en momentos en los que deberían estar al frente de manera cómoda. Así son las cosas en el trópico.