Tengo el corazón estruja’o. No existe respeto, mi hermano. Las imágenes que se propagaron como un virus en las redes sociales y la televisión de un hombre agrediendo a una viejita, me estremeció como a muchos otros.

¡Qué abuso!

Sin entrar en alguna evaluación médica o psiquiátrica de este vil acto, es una evidencia más de la emergencia social que vivimos. Aquí se debería convocar de inmediato a una cumbre para ver si nos da calor en la cara. 

No guardamos respeto alguno por nuestros mayores. Los dejamos solos. Los abandonamos. Les ofrecemos servicios racionados, pobre calidad de salud, de vivienda, transporte y, sobre todo, de dignidad.

Lamentablemente, el bagazo de la obra de don Abelardo Díaz Alfaro sigue tan vigente como en los deprimentes años 20, 30 o 40 del pasado siglo.

¡Qué bochorno!

La sociedad nos exprime lo mejor de nosotros. Nos utilizan y luego, nos desechan. Tenemos fecha de expiración.

Incluso para aquellos que se prepararon y cotizaron alguna que otra pensión gubernamental, ahora viven con la “perse” de la Junta de Control Fiscal que quiere meterle picota, como si no bastara la inflación y otros impuestos para desmerecer la calidad de vida.

Ahora no tan solo vemos con sufrimiento que no aumentan los ingresos, sino que quieren recortar lo poco que nos dejan.

En lugar de vivir nuestros mejores días, pensamos en cómo sobrevivir. Vamos derechitos a una condena.

Reflexionar sobre esto me produce una mueca de dolor, pues muchos pueden pensar que es mejor morirse ya. Observamos, cómo nuestros seres queridos sufren depresiones severas. 

Recientemente, los medios reportaron la “venta” de viejitos por parte de centros que se anuncian como un paraíso, para permitir que los últimos días sean un poco más felices y dichosos.

La noticia dejó atónitos a muchos, al tiempo que destapó que en el Puerto Rico de hoy está el carifresco que llueve.

Duele en el alma que no tan solo tenemos este tétrico panorama, sino que ahora tienen que estar con “cuatro” ojos para evitar que cualquier bambalán le caiga encima por puro chiste. 

El martes trajo la noticia de que apresaron al supuesto agresor. La justicia le debe caer con todo su peso. Al agredir a esta anciana, es como si les dieran a todas.

Estaremos pendientes del aparato de justicia. Estaremos pendientes de las autoridades de administración social de la Isla.

Sin embargo, principalmente estaré pendiente de cómo cada uno de nosotros actúa ante esta realidad denunciada aquí.

El cambio empieza por nosotros. Vamos a ocuparnos más.

Basta de abusos. ¡Basta!