En estos días, el liderazgo político de la Isla se encuentra en Washington, D.C. en lo que se ha denominado un operativo para restablecer la credibilidad de Puerto Rico en la esfera federal. De todos es conocido que la administración Trump se ha dedicado a lanzar lodo a los políticos boricuas, colocándoles una etiqueta de que todos son corruptos. Los ataques son inmerecidos. Si bien es cierto que han existido casos de corrupción a nivel de Gobierno, no es menos cierto que existe una alta sazón de xenofobia. De ello, el señor Trump es especialista. 

Curiosamente, ayer se conoció que el FBI hizo varios arrestos que no involucraban funcionarios locales y sí federales.

Ahsha Nateef Tribble, administradora de la región 2 de FEMA en la ciudad de Nueva York y quien fue asignada a la emergencia en Puerto Rico tras el impacto de los huracanes Irma y María en el 2017, resultó entre los arrestados por conspiración para sobornar a funcionarios públicos, fraude electrónico y fraude a fondos de desastre, todo esto con relación a los contratos otorgados por la Autoridad de Energía Eléctrica a la empresa Cobra Acquisitions, LLC.

En la redada se arrestó también a Donald Keith Ellison, expresidente de la compañía Cobra, y a Jovanda R. Patterson, quien fue subjefa de FEMA asignada a San Juan. 

Esta pandilla conspiró para tumbar millones a costilla del sufrimiento de miles de boricuas quienes residían a obscuras tras los desastres naturales. Ofrece una buena carta para darle una buena bofetada de realidad a los funcionarios que reciben al séquito boricua que se pasea por los pasillos de la capital federal.

Ahora bien, existe una buena pregunta: ¿se reúnen nuestros emisarios con la gente correcta; realmente tocan la puerta de personas que realmente valen la pena? Ese es el meollo del asunto.

Aquí lo importante no es la salida al Distrito de Columbia, es la llegada. Lo que debe importar es con quiénes se reunieron y qué acuerdos lograron en blanco y negro.

Mi experiencia me ha enseñado que se anuncia con mucho bombo y platillo los viajes de salida, pero las llegadas son silentes. No se hacen conferencias de prensa para rendir cuentas ni ofrecer detalles de lo que se pudo haber logrado. Ojalá en esta ocasión sea diferente. Sin embargo, no me voy a entusiasmar porque los nombres son los mismos. 

Hasta ahora, nuestros delegados mencionan a José Serrano, que va de salida, Nydia Velázquez, Darren Soto, Bob Menéndez, Rick Scott, el congresista Bishop, Grijalva y otros, quienes representan lo mismo en el menú.

En el listado suministrado no se ven los nombres grandes del liderazgo republicano. Nada de los senadores que mueven “el bacalao” en la cámara alta, esos que tienen el poder de mover una decisión a favor de la Isla; tampoco se ha visto a nivel de la administración Trump.

Las fotos que han circulado por parte de los que hacen la publicidad política presentan funcionarios de segundo nivel. El mensaje puede llegar, pero considero que uno debe ir al principal y no hablar con el segundo. 

Otra pregunta: ¿no quieren atender a los funcionarios puertorriqueños, por orden de quién? Aunque la contestación puede ser más que evidente, es hora de dejar la pasividad y denunciar valientemente esta realidad. 

En esta Isla, sólo la alcaldesa de San Juan se atreve a tomar su voz contra el primer mandatario de la nación más poderosa del mundo. Los demás actúan con miedo a que se nos penalice económicamente. Pero pregunto otra vez: ¿si ya están aguantando los fondos que le pertenecen a Puerto Rico, en clara discriminación, no llegó la hora de desnudarlos?. ¿Cuál es el miedo? 

Vamos a ser más vocales. Está bien que hagan el media tour mañanero en las estaciones de radio. Está bien que se tomen las fotos hasta con Gigi Fernández. Está bien que se tomen fotos juntos los rojos y los azules, pero lo realmente importante es lo que se logrará de este viaje.

En el norte usan la frase Where is the beef? Eso es lo que debemos exigir cuando nuestros turistas políticos regresen, porque me temo amigo lector, que la carne no está y regresarán solo con las dos rebanas de pan. Ojalá me equivoque por el bien de nuestras Isla. Ya veremos...