Yo conocí al otro Thomas Rivera Schatz. Cuando comencé en la radio, era el influyente secretario general del PNP y comisionado electoral. Entonces, hacía un programa que se llamó “Encontraos en el 580” con Toñito Cruz y Juan Dalmau.

Eran los tres comisionados electorales. Julio Rivera Saniel era el moderador. Pero a Julio lo iban a mover de horario y estaban buscando a alguien para sustituirlo. Yo estaba entonces en NotiUNO y no tenía mayor relevancia mi trabajo, por más que intentara. Era la emisora de Ray Cruz y Alex Delgado. Yo era un mero peón y no era mucho el espacio que había para mi propio programa.

Jesús Rodríguez García era reportero investigativo de NotiUNO y me dice que estaban buscando a alguien para hacer las noches de WKAQ y moderar “Encontraos en el 580”. De inmediato llamamos a Eric Toro, en aquel tiempo director de programación de WKAQ, y me dieron la oportunidad cuando Pedro Javier González, jefe de programación de Univisión Radio (antiguo jefe de NotiUNO), supo de mi interés.

La plaza pagaba malísimo, pero era la oportunidad de crecer, sobre todo, porque en las tardes era Luis Dávila Colón el “papá” de la radio, sacando números astronómicos en las tardes. Comenzamos, y Rivera Schatz y yo nos hicimos cercanos.

Realmente, aunque eran de partidos distintos, Toñito Cruz y Thommy eran bien panas y la esposa de Toñito y yo nos hicimos amigos. Empezamos a compartir muchas veces y diría que la amistad entre todos perdura.

Thommy me llamaba cada vez que él me había adelantado algo y pasaba semanas después. Siempre llamaba cantando “lara, lara lara…” En el tono de: “te lo dije”. Me invitó a su casa, a la que no fui porque me parecía una falta ética, pero sí llevaba muchas veces comida al estudio y compartíamos todos con él.

Thommy, el que no iba al aire, era un tipazo. Luego, me fui a Red 96. Un fallido intento de FM de noticias de Topy Mamery. Allí recuerdo haber recomendado que nos lleváramos a Thommy para que hiciera el programa de las tardes, a las 5:00 p.m., porque me parecía que era el único que podía competir con Dávila Colón y “Fuego cruzado”.

Thommy y yo nos hicimos aún más cercanos tras mi recomendación e insistencia de que lo cogieran. De hecho, Thommy sabía todo lo que pasaba en el caso de Aníbal Acevedo Vilá y me lo decía semanas antes de que fuera público. Siempre que se confirmaba lo que me decía, me llamaba con su “lara, lara lara…”

Luego, llegó a presidente del Senado. Red 96 cerró y me quedé sin trabajo. Me las vi negras. Thommy me llamó para preguntarme el teléfono de Eric Toro (a quien contrató como asesor) y me preguntó si yo tenía interés en trabajar con él. Le dije que no, porque trabajar con políticos significaría nunca volver al periodismo, ni a los medios de noticias, porque te ponen la cruz de PNP y aunque algunos regresan, son los menos.

Entonces, tuve la oportunidad de trabajar en “El Circo de la Mega”. Comencé a denunciar los esquemas políticos de Rivera Schatz y su Senado, y ya aquel Rivera Schatz no me llamaba contento. Era otro. Llegó al punto de llamar con insultos y señalamientos burdos, digno del que si no lo aplaudes eres su enemigo. Le escribía a mis jefes en Telemundo y comenzó el otro Thommy. El mismo que le hacía la vida imposible a Fortuño y a Rosselló si no hacían lo que él quería.

Ese mismo, recientemente, me amenazó diciendo que venía por ahí mi “noche buena, puerquito”, justo después de que me enviaran mensajes con un amigo que trabaja allí. También anteayer despotricó contra Oscar Serrano e insinuó que conoce algo misterioso. Antes hacía lo mismo con Irene Garzón. Algunos en la prensa lo titulan como una pelea más, pero esta es la demostración de que no se entiende el poder que tiene el Estado. Las amenazas simuladas del presidente del Senado y la entrega de la gobernadora con él para correr muestran que el poder no cambia a la gente, saca quien realmente siempre fueron.