Eran las 11:30 p.m. del 12 de junio de 2016.

El puertorriqueño Jorshua N. Hernández Carrión había salido de trabajar y decidió compartir esa noche del sábado con dos amigos en la discoteca Pulse de Orlando, Florida.

Cerca de las 2:00 a.m., fue un momento al baño. Aunque siempre que iba al baño solía ir acompañado para que alguien le "aguantara la puerta sin pestillo" del lugar, en esta ocasión decidió ir solo.

Mientras se dirigía al baño comenzó a escuchar unos ruidos. “¿Será la música o serán tiros?”, se preguntó. La contestación la obtuvo segundos después cuando decenas de personas comenzaron a entrar desesperadamente al baño huyendo de los disparos de Omar Mateen, un pistolero que había entrado al club nocturno gay y abrió fuego contra los presentes.

Sus amigos lograron escapar y para intentar sobrevivir, Hernández Carrión se tiró al piso del baño y se hizo el muerto. Así estuvo tres horas. Una vez levantado, ensangrentado y con mucho dolor, se dio cuenta que estaba herido. Recibió dos balazos: uno en el brazo izquierdo y otro en el costado, que le afectó cuatro órganos, según contó a este diario vía telefónica.

A dos años del trágico evento en el que fallecieron 49 personas y otras 50 resultaron heridas, Jorshua, que se ha sometido a cuatro cirugías, entre ellas una para colocarle una varilla en su brazo izquierdo, recuerda constantemente esa horrible noche.

“Todavía me choca… tengo el corazón roto y me pongo triste y trato de seguir hacia adelante cada día. Pero siempre sigo pensando en ese día uno”, expresó Hernández Carrión, cuya última operación fue en noviembre de 2017.

Jorshua trata de encontrar un poco de sanación hablando con otras víctimas del tiroteo y saliendo a socializar, pero el proceso no ha sido fácil. Confesó que casi no duerme y que las noches lo ponen ansioso. En eventos ruidosos, como la celebración del 4 de julio, Navidad y Despedida de Año, ha preferido estar en su casa o en un sitio cerrado que conozca.

A pesar del continuo recuerdo de aquella trágica noche, Jorshua sacará fuerzas esta semana para honrar a las 49 víctimas en el segundo aniversario del suceso. 

“Van a haber varios eventos en la ciudad, uno en Pulse; hoy en la noche muchas personas van para allá. Esta noche voy para Pulse. Yo lo pedí libre para compartir con todas las víctimas que estén por ahí y orar por las 49 vidas que murieron”, aseguró el joven de 25 años, quien trabaja como gerente en un restaurante de comida rápida.

Jorshua aconseja a los jóvenes, sobre todo a los integrantes de la comunidad LGBTQ, a que salgan y luchen contra la depresión. “Si necesitan hablar con alguien que salgan, que no estén depresivos en sus casas, que salgan de sus casas porque hay que disfrutarse la vida porque la vida es una”, exhortó, al tiempo que reconoce que Orlando es y seguirá siendo su hogar.

“Aquí está mi mamá y mi familia y como que no quisiera irme por el momento de Orlando. Lo he pensado muchas veces, irme a otro estado para seguir hacia adelante, pero me quedo en Orlando por el momento”, dijo.