Fue parte integral del casco urbano de Río Piedras cuando la economía era boyante. Fue el hospital y la morgue improvisados durante los días grises de la trágica explosión de gas en la tienda Humberto Vidal. Fue, además, uno de los centros de estudios más prestigiosos del área metropolitana. Por su importancia y la imponencia de su estructura, erigida hace ya 115 años, fue declarada monumento histórico por ley.

Pero, su realidad es otra: hoy es un hospitalillo de adictos a drogas y el centro de una controversia sobre quién debe actuar para lograr su preservación y entrada al Registro de Sitios y Zonas Históricas de Puerto Rico de la Junta de Planificación (JP).

Se trata del Colegio La Milagrosa, institución educativa católica que, en mayo de 2009, la Arquidiócesis de San Juan cerró por alegados problemas económicos.

Este colegio saltó a los ojos del mundo el 21 de noviembre de 1996, cuando un escape de gas en la tienda Humberto Vidal ocasionó una explosión que dejó 33 personas muertas y 69 heridas. Las Hermanas de la Caridad ofrecieron los escasos recursos que tenían para que las agencias establecieran un centro de manejo de emergencias allí. Su estructura resistió la onda expansiva.

Por virtud de la Ley 126 del 17 de octubre de 2009, el colegio se declaró monumento histórico. Pero, lo que hoy es La Milagrosa se distancia mucho de esa descripción.

Primera Hora pudo constatar que hay desde jeringuillas, ropa, cables sin el cobre, camas, condones, excremento humano, la chequera del colegio, libretas con teléfonos de estudiantes, hasta expedientes con datos personales, como copias de certificados de nacimiento y de seguro social. En la iglesia, incluso, se llevaron literalmente hasta los santos.

La estructura hoy es un centro de fechorías. El pasado 17 de febrero, un hombre escapó del lugar lanzándose desde el segundo piso donde permanecía secuestrado. El hombre llegó hasta el cuartel municipal de Río Piedras con traumas en el rostro, cráneo y espalda. Por estos hechos, se arrestaron esa misma noche en el Colegio a siete personas, cinco hombres y dos mujeres, entre ellas una menor de edad.

El comandante auxiliar de la Policía Municipal de Río Piedras, Andres Gotay, dijo que la menor detenida “si no me equivoco, estaba embarazada” y se quedaba con otra mujer.

Gotay precisó que el hecho de que la estructura esté abandonada “lo que atrae es a los deambulantes del área, que muchas veces lo cogen de hospitalillo o hasta de casa, porque ellos tienen cosas personales allí, mattresses, televisores, de todo allí. Lo usan hasta de shelter, de cobijo”.

Agregó que se supone que el Municipio de San Juan haga las gestiones con la Arquidiócesis de San Juan, pero por lo que se ve allí ninguna gestión se ha logrado concretar.

¿Y De monumento a estorbo público?

La ordenanza número siete 2002-2003, del Código de Urbanismo del Municipio de San Juan, se establece lo que es considerado un edificio como estorbo público y, de hecho, La Milagrosa podría ahora catalogarse bajo esa categoría.

La subdirectora de la División de Implantación de Ordenanzas del Municipio de San Juan, Elizabeth Bonet, confirmó que ya un policía municipal radicó una querella, pero no entró en detalles.

Damaris Vázquez, conservacionista del Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), indicó que la Policía Municipal de San Juan envió una carta exhortándolos a que “tomemos cartas en el asunto (sobre el abandono de la estructura) porque entienden ellos que la propiedad es de nosotros. La propiedad no es del Instituto, aunque está nominada como sitio histórico, la propiedad no es nuestra”.

Vázquez añadió que la información que tenía el ICP era la que se había recopilado para la nominación en la Legislatura. Pero, no es hasta que reciben la carta de la Policía Municipal de San Juan, que se enteran de que la ley fue aprobada.

Agregó que le respondieron la carta a la policía indicándole que necesitaban hacer un reconocimiento de la estructura, hacer una ficha, para finalizar con el proceso de la nominación ante la JP, para que el colegio forme parte del Registro de Sitios y Zonas Históricas de Puerto Rico. Pero, para ello hay que sacar a los que “residen” allí y que deje de ser un centro de fechorías.

El declarar una estructura como monumento histórico, no finaliza con la firma de una ley, simplemente determina que la propiedad tiene un valor y que hay que protegerla. El siguiente paso es la radicación de una ficha, que contiene información e historia de la estructura, para que la propiedad entre al Registro de la JP.

El ICP necesita la aprobación de la Arquidiócesis de San Juan, como dueños, para poder entrar a la estructura y culminar con el proceso.

El arzobispo de San Juan, Roberto González Nieves, dijo a Primera Hora que una posibilidad es la venta del edificio y otra es la construcción de unas viviendas para ancianos.

“Pero queremos actuar prontamente porque sabemos que se está deteriorando el edificio”, dijo González.

El portavoz de prensa del Municipio de San Juan, Ramón Alejandro Pabón, confirmó que al alcalde Jorge Santini le interesa saber cuáles son los planes de la Arquidiócesis para establecer una escuela municipal. Dijo que Santini le llevó la preocupación a González Nieves sobre el estado de la estructura e inclusive le pidió los bancos de la iglesia para reusarlos o en otras instalaciones.

La realidad es que pasa el tiempo y el deterioro y vandalismo continúan en aumento. Se le cuestionó a González Nieves si en el lugar había vigilancia y respondió: “Sí, se supone. Yo entiendo que sí”. Sobre lo que piensan hacer para resolver el problema de vandalismo, dijo que “yo hubiera querido tener eso resuelto, pero hasta ahora no se ha podido”.