Mucho se ha especulado sobre la construcción y traslado de los moáis de Rapa Nui, en la Isla de Pascua –ubicada en la Polinesia, en medio del océano Pacífico–, pero pocos se han detenido a pensar con qué objetivo fueron construidas estas estatuas y otros monumentos que abundan allí.

La clave estaría en las estrellas, dice el arqueólogo de la Universidad de Chile Edmundo Edwards, quien desde hace más de 50 años se ha dedicado a recopilar información sobre el pasado, no solo de la isla, sino de toda la Polinesia. Su trabajo ha llevado a la luz tradiciones de Pascua por largo tiempo olvidadas.

Cuenta, por ejemplo, que en toda la Polinesia existía un ritual relacionado con la aparición de ciertas estrellas, las Pléyades, y para ello eran necesarios unos altares especiales que se encuentran en diferentes islas.

“La mayoría está orientada en la misma dirección por donde aparecían las Pléyades en el este alrededor del 20 de noviembre, porque durante cierto período del año no están visibles. Se suponía que cuando ellas 'regresaban' llegaba la época de la abundancia, ya que correspondía con la maduración del árbol del pan y la llegada de las migraciones de los atunes”.

Edwards, autor del libro Cuando el Universo era una isla, asegura que eso sucedía igualmente en Pascua. Allá también había y hay una serie de hitos y altares que estaban orientados hacia donde deberían aparecer las Pléyades, que los pascuenses llamaban Mataraki. Su llegada anunciaba el verano, que coincidía con la abundancia de peces.

No eran solamente las Pléyades a las que vigilaban. Según cuenta en su nuevo libro, muchos otros astros, como la Cruz del Sur u Orión, indicaban las temporadas de diferentes cosechas, pesca o fiestas.