Termina disputa federal... por el momento.

La jueza federal Aida Delgado Colón desestimó sin perjuicio la demanda incoada por el fallecido artista plástico Rafael Tufiño contra su hija Nitza Tufiño, en reclamo de 136 piezas de arte y artículos personales que prestó al Museo del Barrio, y de las que presuntamente su primogénita se apropió de forma ilegal.

Delgado Colón tomó la determinación luego que la propia artista Nitza Tufiño, al igual que sus cuatro hermanos testados, por diversas consideraciones y coincidencias, solicitaran la desestimación del pleito al sostener que tras la muerte de su padre la controversia se torna en un caso de herencia.

“Se desestima la demanda sin perjuicio. La fianza de $10,000 prestada debe pasar a formar parte de su caudal”, dictaminó Delgado Colón en una orden emitida el pasado 30 de abril.

El desestimar sin perjuicio significa que los herederos pueden volver a radicar el pleito en caso de que no se resuelva la controversia de la titularidad de las obras en el tribunal estatal.

Pablo Tufiño, nombrado albacea de los bienes por voluntad de “Tefo”, y los demás herederos testados solicitaron a la jueza que enmiende la orden de desestimación para que deje claro que la controversia debe resolverse en los tribunales estatales, de acuerdo con la voluntad de su padre y las disposiciones del Código Civil de Puerto Rico.

Esto, en caso de que Nitza rete la voluntad de su padre y cuestione la designación de su hermano como albacea, reclamando derecho sobre las obras, indican.

Además solicitan a la jueza que ordene que los $10,000 de fianza liberados se utilicen para cubrir los gastos de la administración del caudal.

De igual modo, piden que mantenga vigente la orden que prohíbe a Nitza Tufiño vender o disponer de las obras de artes, hasta tanto el tribunal estatal proceda con la distribución y disposición de los bienes.

Tufiño dejó plasmada su voluntad en un testamento abierto el 28 de julio de 2005, en el que legó a cuatro de sus hijos las 136 piezas en posesión de su hija.

“Esas obras de arte pertenecen al testador y si a la hora de su muerte no pudo recuperar esos trabajos, ordena que esas obras de arte pertenecerán en partes iguales a sus hijos: Rafael Tufiño Aguirre, Rima Tufiño Reisman, Salvatore John Tufiño Criscione y Pablo Tufiño Soto”, se indica en el testamento.

En cuanto a su hija, el artista establece que le donó en vida valiosas obras de arte que deben considerarse adelantos de su legítima estricta.

Tufiño radicó el pleito en el Tribunal de Instancia de San Juan, en octubre de 2005. El Museo del Barrio solicitó su traslado al Tribunal Federal en noviembre del mismo año, asignándosele al juez Héctor Laffitte. De inmediato, Laffitte emitió una orden en la que le prohibió a Nitza Tufiño vender o disponer de las obras.

Tufiño, quien reclamaba que el Museo violó un acuerdo contractual enviándole las obras a su hija a su residencia de Nueva Jersey en lugar de regresarlas a San Juan, llegó finalmente a un acuerdo confidencial con la institución cultural.

En tanto, Nitza Tufiño sostenía que el pleito se reduce a una “batalla familiar” por los bienes del artista “iniciada por su hermano Pablo Tufiño”.

Afirmó que la disputa legal se inició dos años después de la exhibición en controversia, cuando su padre nombró a Pablo Tufiño como su representante legal.

Además, alegó que Tufiño la había autorizado a representarlo en sus negociaciones comerciales y exhibiciones y que le había dado permiso para repartir las 136 piezas entre los hermanos.

La jueza Delgado Colón celebró una reunión a puerta cerrada entre padre e hija con el ánimo de poner fin al pleito, pero no hubo acuerdos.

“Yo no quiero problemas. Yo no quiero entrar en chismes. Prefiero que se queden con todo. Que se queden con todo, pero yo no quiero bregar con esto”, vociferaba el artista cuando arribó al tribunal acompañado por sus representantes legales Lydia Ramos y Luis Coto Román.