Su nombre es Charlie. Tiene el pelo blanco y suave como la seda. Los ojos negros y brillantes de este golden retriever irradian ternura, la misma que se refleja en los de su nuevo amigo: Eidel Rivera Urbina.

Este jovencito de 16 años, con autismo atípico, ya comenzó su entrenamiento con el que será su perro de servicio y al que ya le puso el nombre. 

El cachorro de 10 meses llegó a su vida la semana pasada, luego de que el joven enfrentara una crisis que lo llevó dos veces al hospital en los últimos cuatro meses, y a ser medicado por depresión mayor severa.

Hace tiempo que Wendolin Urbina no veía sonreír a su hijo, que cursa el noveno grado en la Escuela Jesús T. Piñero en Cidra, especializada en música y bilingüismo.

Y eso está pasando gracias a Charlie y a su entrenadora, Cheryl Deloach.

El joven de Educación Especial, que participa en la corriente regular, cuenta con servicios de tutoría y asistente.

“Está en el cuadro de honor. La interacción con sus compañeros ha sido muy buena y lo quieren mucho. Sin embargo, se mantiene más solito… Desde hace unos meses ha pasado por situaciones que han desencadenado en depresión”, sostuvo Wendolin al aceptar que el menor retrocedió en su rutina diaria y que cuando sus compañeritos lo ven “en una situación de crisis, le dan su espacio”. 

Mencionó que Eidel tiene un autismo tan funcional que “quiere tener amigos como todos los demás, quiere enamorarse… Me dijo en una ocasión que su vida era miserable… Sin embargo, no tiene unas herramientas de socialización más allá y su frustración es tanta… que desencadenó en situaciones bastante serias”.

Aceptó que hace poco le hizo un amague a la asistente de tirarse del segundo piso de la escuela. 

La situación la provocó la acumulación de eventos, incluyendo la muerte de su abuela materna, indicó la madre.

Ante ese cuadro, la empleada de la Comisión de Derechos Civiles, tras recomendación médica, buscó información sobre los perros de servicios.

“Como madre he seguido mi corazón en todo esto y pienso que Charlie le va a traer mucha alegría y estabilidad emocional a Eidel, y será ese amigo que esté con él todo el tiempo”, indicó.

Pero Charlie no llegó solo. Lo trajo la entrenadora de Caribbean Canine Academy.

“Ella me dio mucha esperanza”, dijo Wendolin sobre el primer encuentro hace unas semanas con la entrenadora de la organización sin fines de lucro.

“Los perros de servicio… pueden interrumpir ciertos comportamientos que no son beneficiosos para el joven; aparte de que le abren puertas para la comunicación”, indicó, por su parte, Deloach.

“En el caso de Eidel, ha ocurrido algo particular. Usualmente el perro se entrena (puede tardarse hasta año y medio) y se le entrega al participante… En este caso, sabíamos que él necesita este perro para ayer… Con saber de la existencia de Charlie, y con lo poco que han compartido, ya hemos visto que tiene sentido de pertenencia”, explicó la entrenadora. 

Sin embargo, los costos de entrenamiento pueden llegar a los $40,000. Aunque Deloach ayudará a esta familia, hace falta dinero. 

“El pueblo de Puerto Rico es bien generoso y solicitamos su ayuda para cubrir los gastos…”, dijo Wendolin.

Para ayudar, deposite en la cuenta del Banco Popular 043832326; ATH Móvil: (787)556-1672 y en GoFundMe en: www.gofundme.com/eidel-y-su-amigo-charlie.