Un enorme charco de agua que solo puede ser atravesado por vehículos altos y potentes sirve de antesala a la entrada de la comunidad Los Bravos de Boston, en San Juan. 

Pero justo antes de atravesar el improvisado “cuerpo de agua”, cualquier visitante puede divisar los techos azules que exhiben algunas casas de la comunidad. 

Cerca de esas casas, todas impactadas en mayor o menor grado por el huracán María, decenas de empleados de compañías privadas manipulan los extensos rollos de plástico azul brillante que servirán de techo para cientos de familias del país. 

Son los toldos, de 10 milímetros de grosor, provistos por la Agencia federal para el Manejo de Emergencias (Fema, por sus siglas en inglés) que deben ser instalados bajo la supervisión del Cuerpo de Ingenieros del Ejército de los Estados Unidos (USACE), explicó en entrevista con este diario Diana Holland, comandante de la División del Sur del Atlántico del USACE. 

Relacionadas

Al momento de entrevistarla, Holland dijo que, al menos y base de las solicitudes de ayuda recibidas, unas 60,000 familias podían cualificar para la colocación de estos toldos que son distintos a los que Fema ha estado distribuyendo en los municipios. Esos, explicó, son más livianos y no son los que utiliza el USACE para instalarlos en los techos utilizando contratistas. 

La casa del matrimonio de Daniel Cirino y Enid Rodríguez era recorrida de lado a lado por empleados de la empresa Richmond Tree Expert, encargada de instalar el toldo, un proceso que podría tardar uno a tres días dependiendo de la complejidad del trabajo. La empresa recibe una hoja de la USACE con el tamaño del toldo, el nombre de los propietarios de la casa y las instrucciones de lo que debían hacer.  

“Se les ha hecho un poco difícil porque como el huracán se llevó el zinc, no tienen donde apoyarse. Tienen que ir con calma. Se fue casi todo el techo, el zinc y el plafón completo se mojó y entonces se cayó”, dijo Cirino, quien se refugia con su esposa “por el momento” en la casa de su hermana. 

“Yo pasé Hugo, pasé Georges, Hortensia y como esto (el huracán María categoría 5) jamás. Y espero no volverlo a pasar en lo que me quede de vida”, agregó el hombre de 68 años.

Comentó que tras paso del huracán se le han mojado sus propiedades dos ocasiones. Al entrar a la humilde casa, se siente de inmediato, el olor a humedad. Los paneles de madera que quedaron y que una vez sirvieron de techo previo al zinc, lucían el hongo producto de la gran cantidad de lluvia que recibieron. 

El único cuarto de baño de la casa fue el más estropeado por la lluvia y los vientos del huracán. De los dos cuartos, uno quedó totalmente sin techo y estaba al descubierto la cablería de la casa.   

“Espero, espero que cuando el toldo esté puesto no se filtre (el agua). Si se filtra volvemos a llamar (a Fema)”, dijo el hombre de 68 años. 

El director de Fema en Puerto Rico y el Caribe, Alejandro De La Campa, indicó que los toldos son ayudas temporeras porque la finalidad es reparar las residencias y de no poderse hacer, reubicar a la familia en un lugar seguro. 

Previo a la instalación, la USACE sigue un proceso de evaluación para determinar elegibilidad, dijo Holland junto De La Campa. 

Explicaron que para cualificar para la instalación del toldo la casa es evaluada. 

“Uno de los factores para elegibilidad es que no debe tener más de 50% de daño. Debe haber alguna estructura íntegra del techo para que el equipo pueda  subir al techo”, precisó Holland. 

También el solicitante debe ser el dueño de la propiedad o probarlo para dar permiso para la colocación del toldo. 

“Es un toldo sólido. Por eso es que requiere un poco más de tiempo, que se haga una evaluación de la estructura, de la capacidad de la casa para aguantar ese toldo y lo que requeriría la instalación”, dijo De La Campa respondiendo así a la queja de alcaldes y residentes de la Isla de que la instalación de los toldos no es rápida.