El rostro de Sherly Ann refleja paz y en su mirada hay un brillo de esperanza.

Ella, quien quedó paralizada de todas sus extremidades tras un incidente de violencia doméstica el pasado 4 de junio, dijo que se sentía “muy bien” mientras veía televisión en su casa del barrio Guaraguao de Guaynabo.

Hasta allí llegó Primera Hora para dialogar con la familia que ayer celebraba junta el Día de Acción de Gracias, como es costumbre. 

Precisamente fue la palabra gracias la que no dejó de resonar en la entrevista con Irma Ávila, madre de Sherly Ann Goire Ávila, quien muestra una fortaleza envidiable y que asegura mantiene a través de la oración y su fe en Dios.

“Hoy, como hago todos los días, oraremos con ella y le daremos muchas gracias a Dios de que mi hija tiene vida, porque pudo haber sido diferente, que nos puede hablar, hasta bromear con nosotros en medio de su situación”, indicó  Irma.

La situación de Sherly Ann, de 27 años, quien según su madre está llena de “mucha fe”, no es fácil.

“Para nosotros es (vivir) día a día. A veces siento que las fuerzas me faltan y me tengo que ir de rodillas a pedirle a Dios; lloro, me repongo, sigo hacia adelante y Dios me da la fuerza para seguir ayudándola”, sostuvo.

Aceptó que “hemos pasado sustos con ella. Hace varias semanas se le subió la presión y pensé que se iba. Fue un momento bien crítico. Ya los médicos nos habían advertido que era parte de su cuadro clínico”.

Irma Ávila, madre de Sherly Ann Goire Ávila. (david.villafane@gfrmedia.com)
Irma Ávila, madre de Sherly Ann Goire Ávila. (david.villafane@gfrmedia.com)

La residente en el sector Las Torres confesó que ha “tenido que aprender técnicas de enfermería” para poder atender a su hija que también “ha estado batallando con tres bacterias”. 

Sin embargo, la familia que está sin electricidad desde el paso del huracán Irma y hace una semana le llegó el agua, sigue en pie de lucha.

Son muchos los que le han ayudado, incluyendo la empresa Avon que le donará dos meses de gas licuado para la planta que tiene que estar encendida las 24 horas.

Otros como el alcalde de Guaynabo, Ángel Pérez, y la primera dama Liza Fernández, están “mano a mano” gestionando una ayuda especial para Sherly Ann, lo que la ha llenado de mucha ilusión”.

“Esta situación nos ha hecho conocer gente hermosa de nuestro País. Yo le doy gracias a Dios porque a raíz de este suceso… Puerto Rico se desbordó… porque no sé cómo podríamos enfrentar todo esto, porque son muchos gastos”, indicó. 

Solo en gas propano el gasto es de $70 por cada 30 horas de uso de la planta. Progreso Gas fue una de las empresas que le ha ayudado a la familia.

Retomando el tema de su hija, Irma le da “gracias a Dios porque ella mantiene la mayor parte del tiempo una actitud positiva, combativa. Quiere salir adelante, tiene las fuerzas, las ganas… es valiente”.

Es esa actitud la que le permite a la madre no derrumbarse.

“Lo logramos dándonos fortaleza unos a otros. Esto se logra cuando hay verdadero amor familiar”, mencionó al referirse a su esposo Orlando y sus otros dos hijos.

Aceptó que “jamás en mi vida (pensé que iba a pasar algo así). El día 4 de junio te puedo decir que se me enterró un puñal en el alma, casi hasta matarme”. 

Ese día se enteró de lo que su hija “iba a enfrentar” luego del incidente de violencia de género que protagonizó con el alegado agresor, Alberto García Merced.

 Irma confiesa que  desde ese día su instinto de madre le decía que la condición de su hija no se la pudo causar “una simple caída en un baño” como inicialmente se dijo. 

“En la vida pasan cosas terribles con un propósito y uno de esos es que mi hija sea ejemplo para muchas mujeres que pasan lamentablemente por esta situación y que están calladas como lo estuvo ella”, indicó. 

A las familias que están pasando por situaciones difíciles, Irma les dijo que “es esencial buscar a Dios, cultivar una vida espiritual, porque esa fuerza sobrehumana viene del cielo. La unión familiar también es bien importante”.